Por qué la discusión sobre las habilidades digitales tomó el centro de la escena.
Por Silvana Rivero (*) y Tamar Colodenco (**)
La rápida evolución de la economía digital, en la que se suman nuevos desarrollos, productos y servicios a pasos agigantados, ha cambiado de plano el mercado laboral. Se vaticina que en el futuro muchos de los trabajos actuales serán reemplazados por procesos automatizados. Como contracara, se habla del surgimiento de nuevas ocupaciones y generación de nuevos puestos de trabajo. Solo los individuos que posean ciertas habilidades digitales tendrán una ventaja competitiva en este nuevo paradigma económico. ¿Pero cuáles son estas habilidades? ¿Cómo pueden los gobiernos promoverlas? ¿Habrá una distribución equitativa e inclusiva de los digital skills?
Habilidades digitales para la economía digital
La economía digital implica una transformación profunda en el mercado y en los vínculos que se generan entre los distintos actores involucrados. Este nuevo contexto representa retos específicos y diferenciados para el sector privado, el gobierno, la sociedad civil, la comunidad técnica y la academia. Pero el común denominador es un futuro incierto que implica un ejercicio prospectivo constante para tratar de anticipar demandas de habilidades y conocimientos que aún no existen pero que serán claves en los próximos años.
El fenómeno de la digitalización es complejo. No sólo comprende a las tecnologías informáticas, sino también a los nuevos y diferentes desarrollos tecnológicos, como dispositivos móviles, Internet de las cosas, robótica, inteligencia artificial, entre otros. Además, cada uno de estos desarrollos tienen distinto impacto en la producción y el trabajo. La digitalización puede ser vista como una demanda, cada vez mayor, de individuos altamente calificados y equipados con conocimiento técnico para lidiar con procesos propios de las nuevas tecnologías. Pero también, se la vincula con una baja en la demanda de individuos con habilidades medias, bajas o nulas. Por otro lado, se habla del surgimiento de nuevas ocupaciones y creación de nuevos trabajos como consecuencia de este cambio de paradigma.
Más allá de esta doble cara del proceso de digitalización, que simultáneamente genera oportunidades laborales y también disminuye la demanda de empleo en ciertas áreas, los seres humanos aún tenemos una ventaja comparativa frente a cualquier tecnología utilizada para reemplazarnos. Todavía se requiere talento humano para el desempeño de ciertas tareas cognitivas, ante la necesidad de improvisar soluciones creativas o la resolución de problemas imprevistos, o en casos en los que las interacciones interpersonales son centrales. Si bien la rápida aceleración tecnológica no volverá obsoletos a los humanos, tendremos que adaptarnos y adquirir nuevos recursos para desarrollarnos en una economía centrada en la producción de bienes y servicios digitales. Las habilidades digitales o digital skills serán el nuevo commodity en el mercado laboral del futuro.
Pescando definiciones en un mar de incertidumbres
¿Qué son las habilidades digitales? ¿Existe una lista exhaustiva? ¿Una definición única? ¿Cómo se transmiten? ¿Cómo se evalúan? ¿Cómo evolucionan? Frente a un escenario futuro cargado de incertidumbre, son muchos los desafíos de pensar hoy las necesidades que tendrá un trabajador en 20, 30 o 50 años. Sabemos que las capacidades técnicas serán clave, pero ¿de qué hablamos cuando hablamos de habilidades digitales? La definición e identificación de este conjunto de habilidades es uno de los más grandes desafíos. En las definiciones más frecuentes, las habilidades se suelen clasificar en tres categorías: las habilidades especializadas en TIC que son aquellas que se utilizan para producir bienes y servicios digitales; las habilidades genéricas en TIC que son las que emplean trabajadores y ciudadanos con conocimiento más generales en el uso de tecnologías digitales; y las habilidades complementarias —o blandas— en TIC (denominadas soft skills), las que se vinculan con el liderazgo, comunicación, trabajo en equipo, entre otras capacidades relacionadas.1
Un segundo desafío, una vez identificadas las habilidades digitales, es el de garantizar un plan de acción que tenga la suficiente flexibilidad para adaptarse a un escenario complejo y cambiante. Hay que desarrollar herramientas para pronosticar futuras demandas y planificar políticas de capacitación de largo plazo, pero que tengan la plasticidad de ir modificándose en el tiempo a medida que las demandas cambian. Además, es fundamental priorizar a las poblaciones más desaventajadas que ya se ven afectadas por la brecha digital en el acceso a la tecnología. Si no se las incorpora eficazmente a las políticas de capacitación en digital skills, la brecha se irá ensanchando en materia de acceso, pero también en materia de uso de la tecnología, y de participación en la economía digital. Un plan de este tipo precisará la adopción de un enfoque multisectorial con especial foco en las escuelas, las instituciones de educación superior, y los actores de mayor peso en el mundo del trabajo, que deberán actuar de manera coordinada para generar consensos y recalcular rumbos a medida que avanza la economía digital.
Por último, existe un tercer desafío que tiene que ver con el monitoreo y seguimiento de los planes para el desarrollo de habilidades digitales. Una tarea de monitoreo será fundamental para identificar los avances y retrocesos, como así también la conveniencia de realizar ajustes o cambios a lo planteado como estrategia en primer término. Aquí se trata de establecer mecanismos de medición y sistematización de la información, que logran capturar indicadores multidimensionales y complejos. No basta con introducir pruebas estandarizadas en ámbitos escolares o laborales. Un sistema de medición y monitoreo para la economía digital debería tener en cuenta indicadores de infraestructura digital, acceso a las TIC, usos de las TIC, penetración de la tecnología en las escuelas; y demandas pasadas, actuales —y pronósticos de demandas futuras— de habilidades digitales en el mercado. Estos datos, además, deberían ser capturados de manera desagregada según industria, por edad, por género u otras categorías que permitirán no solo medir el avance de la apropiación de la tecnología en nuestra sociedad, sino también desigualdades en la distribución de habilidades digitales.
Iniciativas a nivel regional y mundial sobre digital skills
La incertidumbre acerca del futuro del trabajo y de las habilidades que se requerirán, despertó el interés de distintos organismos a nivel regional y mundial y puso la discusión en el centro de la escena global. Los informes, iniciativas y conferencias destinadas a discutir cómo se puede incentivar el desarrollo de habilidades digitales han proliferado como hongos. Vale la pena hacer aquí un repaso de algunas de estas propuestas y sus principales conclusiones.
La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) en su libro “Educación innovadora y educación para la innovación” asegura que la adquisición de habilidades relevantes para el mundo digital es la clave para permitir una completa participación de los individuos en la vida económica, social y cultural de sus países. El informe es interesante porque resalta que las habilidades digitales no son solo aquellas que se asocian intuitivamente con la tecnología (como programación o uso profesional de las TIC). También serán claves para la economía digital habilidades como la creatividad, el pensamiento crítico y la comunicación. La OCDE también señala que el rol del Estado es esencial para promover el desarrollo de habilidades digitales con una mirada holística desde la educación temprana y para asegurar que el acceso y el uso de tecnologías digitales beneficie a todos los segmentos de la población por igual2.
El Banco Mundial, por su lado, también viene centrándose en el tema de habilidades digitales y en cómo los estados pueden diseñar políticas públicas que articulen el rol de las escuelas en la capacitación en digital skills con las demandas de los empleadores que requieren cada vez más personal altamente calificado. El último Informe sobre Desarrollo Mundial3 del Banco, se enfoca en la crisis de la educación a nivel global que redunda en pobres resultados educativos, mala administración de los recursos y falta de motivación por parte de estudiantes y docentes. Frente a este contexto, en donde la educación aparece como el espacio clave donde se transmitirán las habilidades requeridas en el futuro, el informe también resalta el valor de las habilidades más tradicionales que permiten “aprender a aprender”. La clave está en proveer a los estudiantes de la predisposición al aprendizaje y a la capacitación continua a lo largo de la vida.
La Unión Europea, otro actor que se está abocando fuertemente a trabajar el tema de las habilidades digitales, realizó un estudio llamado “TIC para el trabajo: habilidades digitales en el lugar de trabajo” para examinar la transformación de los trabajos en la economía digital de la región, investigando la penetración de las tecnologías digitales en los lugares de trabajo, las habilidades digitales requeridas por los empleadores y aquellas que actualmente están disponibles en estos espacios. Además, la investigación muestra que las tecnologías digitales se están generalizando cada vez más en una amplia gama de lugares de trabajo, incluso en sectores económicos tradicionalmente no relacionados con la digitalización como la agricultura, la manufactura o la construcción. A pesar de esta ubicuidad de la tecnología en todos los sectores productivos, los empleadores encuentran dificultades crecientes para encontrar trabajadores que posean las habilidades digitales que cada industria demanda.4
Por su último, el G20, durante la presidencia de Alemania, puso énfasis en el tema de habilidades digitales y el futuro del trabajo5. En este contexto, identificó varias razones por las que es imperativo enfocarse en el desarrollo de este tipo de habilidades, pero puso mayor énfasis en el rol que tienen las digital skillspara romper el círculo de pobreza. En este sentido, el G20 propone pensar más allá de la alfabetización digital básica (que es la única que se ofrece, en muchos casos, a los pobres) y sumar capacitaciones que permitan usar la tecnología en el ámbito laboral con más fluidez y destreza. No se trata solo de usar la tecnología sino de pensar cómo se usa y para qué.
Este breve repaso sobre iniciativas de algunos organismos internacionales evidencia una preocupación creciente por el tema de habilidades digitales en la esfera internacional. Los diagnósticos y hallazgos en muchos casos difieren, pero hay puntos en común: el trabajo como lo conocemos está a punto de cambiar radicalmente y estamos lejos de poder anticipar cuáles van a ser las habilidades requeridas en el futuro. Lo único que podemos saber con certeza es que necesitamos repensar los modelos educativos, laborales y la articulación entre ambos. Y que la clave va a estar en aprender a aprender de manera continua y en todas las etapas de nuestras vidas.
1Cfr. OCDE. “Policy Brief on the Future of Work”.Diciembre 2016. Pag. 1.Disponible el 30.10.17 en: https://www.oecd.org/els/emp/Skills-for-a-Digital-World.pdf
2Cfr. OECD. Centre for Educational Research and Innovation. “Innovating Education and Educating for Innovation. The Power of Digital Technologies and Skills”. Año 2016. Págs. 58 y 59.
3http://www.worldbank.org/en/publication/wdr2018
4Mayor información disponible en: https://ec.europa.eu/digital-single-market/en/news/ict-work-digital-skills-workplace
5http://www.g20-insights.org/policy_briefs/bridging-digital-divide-skills-new-age/
(*) Abogada (UBA) y Magíster en Derecho Empresario (Universidad de San Andrés).
(**) Lic. en Ciencias de la Comunicación (UBA) y Magíster en Políticas Públicas (Central European University).