Hacia dónde vamos y cuánto importa el principio de neutralidad de la red.
POR BERNADETTE CALIFANO
@bernacali
El uso masivo de teléfonos inteligentes en la Argentina parece generar adicción. Un factor clave que motoriza este fenómeno, que ya alcanza un 60% de penetración en la población1, reside en la utilización cada vez más extendida de la plataforma WhatsApp. Con más 1500 millones de usuarios activos en el mundo, esta aplicación de mensajería online encabeza el ranking de las más utilizadas en la Argentina. Ha desplazado desde hace años a los mensajes de texto (SMS) y aquí no sólo se destaca por tener índices de utilización superiores al promedio de otros países, sino también por la frecuencia con la cual se la emplea diariamente: el 74% de los argentinos la utiliza al menos una vez por hora2.
La demanda de esta aplicación intenta ser capitalizada por las empresas de telefonía móvil, que comenzaron a ofrecer planes de datos que incluyen lo que denominan —en una eficaz campaña de marketing— “WhatsApp ilimitado”. Este tipo de iniciativas se encuadra dentro de las llamadas prácticas de tasa cero o “zero rating”, a través de las cuales las operadoras de telefonía móvil bonifican el tráfico de sus usuarios hacia ciertos contenidos o aplicaciones. Estas prácticas, pese a promocionarse como gratuitas, requieren de la contratación de planes de conectividad, implican diversas formas de monetización por parte de los proveedores del servicio y colisionan, además, con el principio de neutralidad de la red.
Nada es gratis en la vida
Entre 2016 y 2017 las empresas que dominan el mercado de telefonía móvil en la Argentina, Claro (América Móvil), Movistar (Telefónica) y Personal (Telecom), comenzaron a difundir su asociación con WhatsApp, la plataforma más popular para mensajería online, que también permite comunicaciones de voz y funciona como red social cuando se la utiliza con la modalidad de “grupos”. Bajo el slogan “¡WhatsApp gratis!”, las compañías promocionan la contratación de paquetes de datos móviles sobre los cuales estarían bonificados varios de los usos ofrecidos por la aplicación. En todos los casos ello ocurre para los planes prepago (sin abono ni factura) y pospago.
¿Cuáles son los usos bonificados? Las funciones de WhatsApp que no descuentan de los planes de datos son las más comunes y las que no permiten salir de la aplicación: envío y recepción de mensajes de texto y de voz; envío, recepción y descarga de fotos, videos y GIFs dentro de la plataforma; compartir contactos desde la agenda; generar y reproducir “estados”; y recibir notificaciones oficiales de la empresa. Ninguno de estos usos bonificados se extiende fuera del país, donde aplican las tarifas de roaming según el plan de datos contratado.
Por el contrario, las funcionalidades no incluidas son las que consumen mayor cantidad de megas: la descarga de la aplicación y su actualización periódica; los servicios de llamadas y video llamadas; el compartir la ubicación propia y/o consultar la de cualquier contacto; el re-direccionamiento hacia links o URLs externas, aun cuando hayan sido compartidos a través de mensajes de en la plataforma (tales como notas de diarios, publicaciones de redes sociales, videos en YouTube, etc.); cualquier carga y descarga de fotos que provenga de otra aplicación (por ejemplo, de plataformas como Instagram o Snapchat); la copia de seguridad de los chats y su envío por correo; la función del buscador de GIFs animados para insertar en las conversaciones; el invitar amigos a que usen la aplicación; y el acceso a las secciones de “Preguntas Frecuentes”, “Contáctanos” y “Términos y Privacidad”.
Las empresas comprendieron que una asociación con WhatsApp, elegida por el 99% de los usuarios de smartphones en la Argentina3, tiene altas posibilidades de impactar sobre el negocio de telefonía móvil, alentando la captación de nuevos clientes y fomentando un incremento en el consumo de datos. Es poco probable que quienes están habituados a utilizar la aplicación recuerden al momento de su empleo cuál es el detalle de las funcionalidades que descuentan del plan de datos. Entre los usos no contemplados se encuentran las llamadas de voz, siendo que WhatsApp es la principal aplicación de VoIP en el país. Así lo señala un informe de Carrier y Asociados, donde se indica que 3 de cada 4 usuarios de smartphones en la Argentina utiliza alguna app que permite realizar este tipo de llamadas. El 95% emplea WhatsApp, lo que equivale a un 70% de los usuarios de smartphones. Las llamadas de voz, a diferencia de los mensajes, consumen rápidamente los límites diarios de conectividad, en especial en los planes prepago. A su vez, ellos son utilizados por la población de menores recursos y representan el 70% del mercado de telefonía móvil en la Argentina4. Paradójica o estratégicamente, son los planes que poseen precios más elevados para el minuto de comunicación, los mensajes de texto y la conectividad de datos.
La neutralidad de la red, las prácticas de zero-rating y la regulación en la Argentina
El principio de neutralidad de la red supone que no debería haber distorsiones artificiales en el tránsito de información que circula por Internet. El término fue acuñado por Tim Wu en un ensayo de 2003 como un concepto de no discriminación, cuando comenzó debatirse en torno de las prácticas de la gestión del tráfico y de la calidad del servicio en Internet. No obstante, el debate aparece hacia fines de los noventa, vinculado con las disputas por el “acceso abierto” a las redes con la comercialización de Internet.
Si bien no hay una definición unívoca sobre el término, existe cierto consenso acerca de qué se trata de un principio que debería promover un balance entre los proveedores de conectividad y los usuarios: los primeros pueden gestionar el tráfico de la red, siempre y cuando no restrinjan, discriminen, bloqueen o degraden el acceso de los usuarios a contenidos, servicios y aplicaciones legales. Ello aplica tanto para las redes fijas como para las inalámbricas.
Las prácticas de tasa cero o “zero rating”, en las que las operadoras de telefonía móvil bonifican o subsidian el consumo de determinada aplicación (que “suma cero” al plan de datos contratado), colisionan con el principio de neutralidad de la red porque conllevan discriminaciones tarifarias5. En el caso de la asociación con WhatsApp, las firmas están discriminando en el acceso bonificado a cierta aplicación en detrimento de otras. Ello repercute en contra de la competencia y del empleo que puedan hacer los usuarios de otros servicios o alternativas.
En nuestro país, la neutralidad de la red se encuentra regulada por la Ley Argentina Digital de 2014, aunque también hay normas previas en materia de telecomunicaciones que hicieron referencia indirecta al tema. Esta ley garantiza a cada usuario “el derecho a acceder, utilizar, enviar, recibir u ofrecer cualquier contenido, aplicación, servicio o protocolo a través de Internet sin ningún tipo de restricción, discriminación, distinción, bloqueo, interferencia, entorpecimiento o degradación”.
Si bien la norma no menciona específicamente las prácticas de “zero-rating”, establece que los operadores de servicios de tecnologías de la información y las comunicaciones no pueden discriminar en el acceso a contenidos, aplicaciones o servicios. Y, además, les prohíbe de forma expresa fijar el precio de acceso en virtud de contenidos, servicios o aplicaciones que vayan a ser utilizados u ofrecidos en los contratos.
Varios de los artículos de la Ley Argentina Digital fueron modificados por el gobierno de Mauricio Macri desde su asunción en diciembre de 2015, a través de sucesivos decretos presidenciales promulgados sin consenso parlamentario ni debate público6. Sin embargo, los referidos a la neutralidad de la red permanecen según su redacción original, pese a lo cual el Ente Nacional de Comunicaciones no los aplica.
¿Hacia dónde vamos y cuáles son los riesgos?
En los Estados Unidos, una semana y media antes de la llegada de Ajit Pai a la Comisión Federal de Comunicaciones a propuesta del presidente Donald Trump, el organismo publicó un informe señalando que las prácticas de “zero-rating” iban en contra de los principios de neutralidad de la red. En particular, sostuvo que AT&T y Verizon discriminaban a favor de sus servicios de video asociados y generaban efectos anticompetitivos. En diciembre de 2017, la nueva administración desmanteló las reglas fijadas en 2015 a favor una Internet abierta y comenzaron las alertas acerca de las consecuencias que ello podría acarrear. Algunos países que no poseen reglas estrictas sobre neutralidad de la red son un posible ejemplo de cómo esto podría repercutir sobre los usuarios.
En Portugal, por ejemplo, la empresa de telecomunicaciones MEO cobra una tarifa por el servicio básico, a la cual los suscriptores pueden agregar, por 6 dólares mensuales, un adicional de 10GB para utilizar distintas aplicaciones preseleccionadas y agrupadas por categoría. Ello incluye la posibilidad de elegir entre servicios de mensajería instantánea (como WhatsApp, Skype y Viber); redes sociales (Facebook, Instagram, Twitter, Snapchat, etc.); aplicaciones de video (tales como
YouTube o Netflix); servicios de música (Spotify, Deezer, etc.); y de correo electrónico y almacenamiento en la nube (Gmail, Yahoo, Drive, iCloud, entre otros). Otros proveedores en este país ofrecen versiones similares.
En Gran Bretaña, el operador de telefonía móvil Vodafone, además del pago por el servicio básico ofrece a sus clientes una serie de “pases” que oscilan entre los 4 y los 10 dólares mensuales, para la transmisión ilimitada de video en streaming, o música, o redes sociales, o servicios de chat de proveedores determinados. También brinda un “pase combo” que incluye toda una serie de aplicaciones preseleccionadas (Netflix, Spotify, Facebook, WhatsApp, YouTube, Apple Music, Twitter, Facebook Messenger, TIDAL, Instagram, Deezer, Viber Messenger, Amazon Prime Music, Amazon Music Unlimited, Pinterest, Amazon Prime Video, SoundCloud, DisneyLife, Napster, My5, TVPlayer, UKTV Play and Vevo) por una tarifa adicional de 21 dólares por mes, a lo que hay que sumarle, desde ya, los costos de suscripción a los servicios. La misma empresa ofrece “promociones” análogas en otros países en los que opera, como por ejemplo Nueva Zelanda.
Si bien la Unión Europea posee un compromiso con la neutralidad de la red, los reguladores nacionales tienen cierta flexibilidad para interpretar y analizar casos específicos. Ello permite consentir las prácticas de zero rating de los operadores de telefonía móvil en Portugal y Gran Bretaña.
Entre los peligros que conllevan las prácticas de tasa cero se hallan el habilitar mecanismos anticompetitivos y la creación de barreras de entrada para nuevas empresas. Uno de los argumentos centrales de quienes están a favor de una Internet abierta reside en que la innovación se halla en los extremos de la red. La asociación entre las empresas de telefonía móvil y los principales proveedores de contenidos reduce las posibilidades de que firmas emergentes (start-ups) se transformen en competidores serios. Las grandes empresas (Netflix; Facebook, dueña a su vez de WhatsApp;
YouTube, propiedad de Google) podrán afiliarse fácilmente a los distribuidores en un acuerdo de ventajas mutuas, mientras que las más pequeñas quedarán afuera. Y los operadores de telecomunicaciones, en varios casos integrados verticalmente, podrán promover sus propios servicios afiliados por sobre la competencia.
Por otra parte, estas prácticas abren el camino hacia una Internet de dos velocidades, que se divide entre quienes podrán pagar más para acceder a una variada gama de contenidos y servicios, a una velocidad mayor, y quienes sólo utilizarán versiones reducidas de ciertas aplicaciones. Las operadoras de conectividad podrán aumentar los precios a los usuarios y cobrar a los proveedores para ser promocionados en sus paquetes de datos.
En la Argentina, la letra chica de las empresas de telefonía móvil señala que las condiciones del “WhatsApp gratis” se mantienen, por ahora, hasta fines de marzo o mayo, según la compañía. Lo cierto es que ya está abierta la puerta para que las firmas decidan sobre los servicios y aplicaciones a los que podemos acceder, y en qué términos y condiciones.
Habrá que preguntarse en qué medida realmente nos interesa, como usuarios, preservar una Internet libre y abierta: ¿por qué pagaríamos más para acceder a una nueva aplicación si tenemos a las más populares bonificadas en los planes de datos que ya de por sí debemos abonar para estar conectados? Del mismo modo, sería interesante rediscutir los términos del debate sobre la neutralidad de la red, cuando tanto las empresas de telecomunicaciones como los principales proveedores de contenidos —otrora acérrimos defensores de este principio— se asocian en prácticas que van en su contra, y las regulaciones sobre el tema escasamente se aplican.
1 Datos del informe “Mercado Celular Argentino 2016” de Carrier y Asociados estimaban que, con 22,8 millones de smartphones en uso, la penetración de éstos sobre la población era del 54%. Se calculaba que hacia fines de 2016 llegaría al 63%.
2 Deloitte. (2017). Consumo móvil en Argentina. Los móviles prueban ser indispensables en un mundo “siempre” conectado. Buenos Aires.
3 Informe “Mercado Celular Argentino 2016” de Carrier y Asociados.
4 Becerra, M. y Mastrini, G. (2017). La concentración infocomunicacional en América Latina (2000-2015). Nuevos medios y tecnologías, nuevos actores. Bernal: Universidad Nacional de Quilmes – Observacom.
5 Véase el artículo de Gustavo Fontanals en el número 14 de Revista Fibra “La neutralidad de la red y el zero-rating”.
6 Califano, B. (2017). Políticas de medios y tecnologías de la información: de Argentina Digital a las modificaciones de Cambiemos. En C. Labate & C. Arrueta (Eds.), La comunicación digital. Redes sociales, nuevas audiencias y convergencia: desafíos y oportunidades para la industria, el Estado y los usuarios (pp. 39–65). San Salvador de Jujuy: Ediunju – Fadeccos.