No es internet y tampoco es gratis

Por Mariela Baladron. Sobre Internet.org. Las apariciones públicas y declaraciones recientes de Mark Zuckerberg en el Mobile World

Por Mariela Baladron.

Sobre Internet.org.

Las apariciones públicas y declaraciones recientes de Mark Zuckerberg en el Mobile World Congress realizado en Barcelona en marzo, y la VII Cumbre Mundial de las Américas, con sede en Panamá en abril, parecen responder a una clara agenda: sumar consenso de las operadoras de servicios de telefonía móvil y de los gobiernos de América Latina para extender el alcance de Internet.org. Los componentes técnicos, económicos y políticos necesarios para que su remedio paliativo de la brecha digital sea testeado en nuevos países. Las dudas y críticas sobre Internet.org crecen al mismo ritmo que su campaña para difundir e implementar la aplicación.

Internet.org es una iniciativa de Facebook junto con las empresas de tecnología móvil e inalámbrica Ericsson, MediaTek, Opera, Samsung, Nokia y Qualcomm como socios fundadores, que ofrece una aplicación para acceder a un número limitado de sitios web de forma gratuita desde smartphones, a través de acuerdos con operadoras de celulares y gobiernos, por un tiempo limitado. Internet.org logró desembarcar en algunos países de África, Asia y recientemente de América Latina, invocando el objetivo de extender la conectividad a internet en las regiones del mundo más desiguales. Sin embargo, mientras el lobby del CEO de Facebook, Mark Zuckerberg, para sumar nuevos acuerdos, fue muy intenso en los últimos meses, Internet.org recibe cada vez más cuestionamientos.

Si bien en el sitio de Internet.org no está publicado el listado de países que ha implementado la aplicación hasta el momento, a partir de la información disponible en los medios de comunicación, la lista está integrada por: Zambia, Tanzania, Kenia, Colombia, Ghana, India, Filipinas, Guatemala, Indonesia, Bangladesh y Panamá, mientras se anuncian avances firmes en Paraguay (que ya tuvo una versión de prueba) y Perú.

Durante la VII Cumbre de las Américas, el presidente de Panamá Juan Carlos Varela Rodríguez, país anfitrión de la Cumbre, anunció públicamente la adopción de Internet.org. En otros países la implementación fue muy polémica, como es el caso de India. En un contexto local de debate sobre la neutralidad de la red, internet.org tuvo una fuerte oposición en la arena pública.

Frente a un proyecto que se pregunta si la conectividad es un derecho humano y se propone conectar a internet a las cinco billones de personas en el mundo que aún no lo están, tal como lo ha enunciado Mark Zuckerberg desde Facebook durante el lanzamiento de Internet.org en agosto de 2013, surgen muchos interrogantes. Por ejemplo, ¿por qué Facebook ha tomado un desafío tan grande? ¿Son sólo el interés público y la filantropía las motivaciones para invertir tiempo de trabajo, mucho dinero y exposición pública por parte del CEO de la compañía?

Si bien las políticas de responsabilidad empresaria o filantrópicas de las empresas pueden implicar impactos positivos para algunas personas destinatarias o beneficiarias, la pregunta que subyace es si, en este caso, no se trata en realidad de una estrategia comercial. Y el interés público funciona sólo como una excusa para allanar el camino. Esa es la incógnita detrás de los diversos cuestionamientos que ha recibido Internet.org por violar la neutralidad de la red, afectar la competitividad y hacer uso ilegal de los datos de sus usuarios, entre los principales derechos que podrían ser vulnerados. Y deberían ser los Estados los encargados de regular imponer sanciones si estos hechos se verifican, de acuerdo con las legislaciones locales. Pero en el caso que nos ocupa, los acuerdos incluyen a los propios Estados.

La “pruebita”

Al momento de explicar los fundamentos para impulsar Internet.org, Mark Zuckerberg publicó a través de Facebook un paper titulado “Is connectivity a human right?” (en español, “¿Es la conectividad un derecho humano?”). En la presentación, el CEO de la red social más famosa del globo explica que durante casi diez años la misión de la empresa ha sido que el mundo sea más abierto y esté más conectado. En la actualidad “conectamos a más de 1,15 billones de personas por mes”, detalló. Sin embargo, para conectar a los siguientes cinco billones de personas del mundo hay una falencia fundamental: la gran mayoría no tiene acceso a internet. Y allí está la clave: “incluso cuando las proyecciones indican que la mayoría de las personas tendrá smartphones en el transcurso de la próxima década, la mayor parte aún no contará con acceso porque el costo de los datos continúa siendo mucho más caro que el precio de un smartphone”.

El propio Zuckerberg explicó a las empresas prestadoras de servicios de telefonía móvil por qué deberían hacer alianzas con Internet.org durante el Mobile World Congress de marzo pasado en Barcelona. A partir de las declaraciones del CEO de Facebook en ese evento, publicadas por el diario El País de España, Zuckerberg analizó el mercado de este sector y su relación con las aplicaciones que ofrece su empresa: “Su negocio era cobrar por voz y mensajes. Ahora es por los datos. Me da igual si dicen que WhatsApp es malo (empresa adquirida por Facebook en 2014). Las aplicaciones marcan el futuro. A largo plazo, no sé cuál será, pero sí tengo claro que los medios sociales son los que llevan el tráfico”. Y luego, por si quedaban dudas, dejó en claro cuál es la razón de las operadoras de telefonía móvil para sumarse a Internet.org: “Si quieren vender planes de datos, la gente primero tiene que saber qué ofrece internet. Nosotros les damos las herramientas para que lo prueben, para que sepan por qué lo necesitan”.

Previo a su lanzamiento como Internet.org, el proyecto fue testeado en Paraguay y Filipinas a través de las operadoras Tigo y Globe Telecom, respectivamente. Para demostrar que esos los resultados propuestos no son sólo especulaciones, Mario Zanotti, vicepresidente ejecutivo de Millicom para Latinoamérica (propietaria de Tigo, empresa socia de Facebook Gratis en Paraguay y socia del proyecto también en Colombia) brindó algunas cifras al respecto, publicadas por el diario La Nación de Paraguay y la revista Wired. Según Zanotti, en Paraguay hubo un crecimiento del 30% en el uso de datos de sus clientes a partir de la alianza con Facebook en 2014, acompañada de un aumento diez veces mayor en la venta de smartphones. La conclusión clave de Zanotti es la siguiente: “Hay un grupo de personas que no utilizaban ningún servicio de datos y que ahora tienen un uso activo y pagan por él”. Nuevos clientes y nuevos mercados, lo que prometió Zuckerberg para ganar la confianza de las empresas de telefonía celular y que Facebook se transforme en un aliado y no sólo sea percibido como una aplicación que lucra sobre sus infraestructuras y servicios.

Incluso las fotos y videos de la versión de Facebook que ofrece Internet.org no están disponibles y su visualización también tiene costo.

La neutralidad de la red en jaque

Un debate fundamental sobre internet y su regulación es la neutralidad de la red, un principio que propone que todos los proveedores de internet (ISP) y gobiernos deben tratar a todos los datos de manera igualitaria, sin discriminar o cobrar de forma diferenciada dependiendo del usuario, contenido, sitio, plataforma, aplicación, tecnología subyacente, etcétera. Muchos países de la región cuentan con legislaciones al respecto, como es el caso de Chile desde 2010, Brasil desde el año pasado y nuestro país recientemente con la ley Argentina Digital, sin reglamentar aún sobre este aspecto, entre otros.

En el caso de Internet.org, se estaría infringiendo este principio, tal como lo explica Carolina Botero desde la Fundación Karisma: “Se limita a ofrecer pocos contenidos a través de una decena de apps (¿cuáles?, depende de cada país en el que está) financiado por Facebook (y, por tanto, discriminando a su favor) para que el proveedor de servicio (Tigo en Colombia) controle la navegación del usuario. Nada más lejos del internet que conocemos.”

Una de las aplicaciones gratuitas ofrecidas por Internet.org en algunos países, como es el caso de Colombia, es Wikipedia. Por su parte, la Fundación Wikimedia cuenta con un proyecto de características similares, pero con algunas diferencias sustanciales, denominado Wikipedia Zero. Desde la Fundación Wikimedia explicaron a Revista Fibra que la misión de Wikipedia Zero es “facultar a las personas en regiones menos favorecidas en el mundo a compartir en la creación de conocimiento, llevando Wikipedia a cientos de millones de personas que no pueden pagar los costos de datos móviles”, mientras que su desafío actual es que “las personas se familiaricen tanto con Wikipedia como con la existencia del programa. También queremos que contribuyan a Wikipedia, para que su riqueza aumente a través de perspectivas más diversas”.

Wikimedia estima en unos 400 millones la cantidad de personas que se benefician de Wikipedia Zero, pero esa información refleja el alcance y no la gente que efectivamente usa el servicio. En agosto de 2014 se calculaba en unos 65 millones de accesos mensuales a través de Wikipedia Zero.

En relación a las diferencias entre Internet.org y Wikipedia Zero, Fibra consultó a Valentín Muro, investigador en tecnología y encargado de comunicación de Wikimedia Argentina hasta 2014, quien explicó que Wikipedia Zero “no le paga a los proveedores por el acceso gratuito a Wikipedia ni recibe dinero de ellos; tampoco puede ofrecerse Wikipedia Zero como parte de un “paquete” de servicios ni hay acuerdos de exclusividad con proveedores (se le ofrece Wikipedia Zero a todos los proveedores, sin excepciones)”.

Fundación Wikimedia aclaró a Fibra que no son aliados de la campaña Internet.org. El contenido de Wikipedia está bajo una licencia libre de Creative Commons que permite que el contenido sea reutilizado libremente por cualquier persona, sin necesidad de pagar regalías o solicitar permiso alguno para su uso (licencia que utiliza Internet.org). “La Fundación Wikimedia está comprometida a que individuos y organizaciones puedan usar su contenido libremente, a través de un licenciamiento abierto, nuestros términos y condiciones de uso, y recursos técnicos y de infraestructura. Somos selectivos a la hora de crear alianzas, porque queremos asegurarnos de que nuestros aliados compartan los valores y la misión de la comunidad de voluntarios de Wikimedia”, ampliaron.

Estos casos plantean grises o posibles puntos de excepción de la neutralidad de la red. O al menos ese debate comenzó a darse en Chile. Ante la proliferación de ofertas comerciales de navegación sin costo de datos a los usuarios al utilizar sitios y aplicaciones de redes sociales específicas por parte de empresas de telefonía móvil de ese país, la Subsecretaría de Telecomunicaciones chilena (Subtel) emitió una circular en abril de 2014 para prohibir esas prácticas, por violar la neutralidad de la red. Desde Wikipedia Chile se solicitó una reunión a Subtel, para aclarar que esta decisión no abarcaba a Wikipedia Zero, que tiene intenciones de extenderse a la región y al país trasandino.

Si bien la discusión no está saldada, desde Wikipedia Chile se dio a conocer la postura sostenida por el subsecretario de Subtel, Pedro Huichalaf, quien “ve una clara diferencia entre iniciativas como Wikipedia Zero y las prácticas prohibidas por la Circular número, 40¹”, según publicaron. Sin embargo, la consulta formal debería ser solicitada por los operadores de telefonía móvil de ese país para evaluar “si servicios educativos como Wikipedia Zero podrían introducirse en Chile, respetando la legislación chilena en temas de telecomunicaciones”. El caso de Internet.org no parecería estar beneficiado con esa duda y estaría enmarcado en el paraguas de la Circular número 40. El paso siguiente y fundamental sería establecer criterios y condiciones claras para redefinir si deberían existir excepciones a la neutralidad de la red cuando hay un objetivo (real) de interés público y sin fines de lucro, por ejemplo.

Para Valentín Muro, la diferencia fundamental entre Internet.org y Wikipedia Zero son justamente esas dos condiciones. “Es importantísimo reconocer que dado el estancamiento de crecimiento en línea para los países desarrollados, esos cinco mil millones de personas sin conexión son el siguiente terreno a conquistar. Wikipedia Zero es una curiosa forma de violar la neutralidad en la red y abre un debate saludable; Internet.org nos recuerda que de toda situación de desigualdad surge una oportunidad para capitalizarla”, concluyó.

Competencia, innovación, datos personales y brechas

Así como la descarga de la aplicación Internet.org tiene costo, lo mismo sucede con la navegación restringida por tiempo limitado que ofrece: reclama como contrapartida la autorización de los usuarios sobre sus datos personales.

La página de Tigo en Colombia advierte que para disfrutar de Internet.org “deberás aceptar los términos y condiciones así como autorizar el tratamiento de tus datos” y “al aceptar el ingreso gratuito a Internet.org aceptas que Tigo y Facebook compartan información de tu línea y usuario Facebook”. La privacidad de los usuarios es otro punto crucial que podría ser comprometido desde Internet.org

Al respecto, Botero suma otro interrogante: “Como internet es descentralizado, aunque es posible espiar masivamente no es tan fácil hacerlo, en cambio para los usuarios de Internet.org será más fácil porque se trata de una oferta de servicios centralizados. ¿Se están tomando medidas para evitarlo?”. Por el momento la pregunta permanece abierta.

Otro de los problemas que plantea Internet.org es su posible afectación a la capacidad de innovación y desarrollo de contenidos, en especial en los países destinatarios. Para las personas cuyo contacto con internet es a través de Internet.org (y/o de planes similares que privilegian sólo algunas aplicaciones), su acceso a la red es limitado a ese universo reducido, gratuito o más económico, lo que restringe la navegación por fuera de esos contenidos seleccionados. Este efecto le otorga aún más poder a Facebook, ya que nuevos desarrollos, plataformas o servicios estarían obligados a negociar con la empresa, por ejemplo, para estar presentes en su red y en sus plataformas. A partir de estas críticas, Internet.org agregó en su propuesta un “laboratorio de innovación”, un nuevo proyecto destinado a desarrolladores, en principio para optimizar aplicaciones cuando la calidad de la conexión es muy baja.

Desde el punto de vista del mercado, Botero la, representante de la Fundación Karisma, también identifica problemas de competencia: “¿Cómo explicar que el gobierno favorezca a unas empresas concretas? Un importante efecto de Internet.org es que disminuye la competencia, favoreciendo monopolios. Si ya para muchos colombianos Facebook era internet, en los próximos meses y con el apoyo del gobierno el efecto crecerá”, consideró.

El mayor peligro es que internet sea Internet.org para millones o billones de personas en el mundo. La lectura de Valentín Muro sobre este tema refuerza la idea: “Al efectivamente vincular la identidad de los usuarios de Facebook con su uso del servicio, los usuarios resignan sus datos, de gran utilidad (y valor) para Facebook y sus anunciantes. A fin de cuentas, cualquiera que quiera llegar a esos millones de usuarios tendrá que pasar por Facebook, efectivamente pagando con su identidad”.

Frente a todas las limitaciones que tiene Internet.org, uno de los mayores problemas es que muchos medios de comunicación hayan titulado y presentado esta iniciativa como sinónimo de “internet” y de brindar conectividad gratuita “a los más pobres”. El propio Ministerio de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones de Colombia anunció la llegada de Internet.org a su país en un comunicado de prensa como “Gobierno de Colombia y Facebook se unen para llevar internet gratis a los más pobres”. Y el malentendido excede que la iniciativa sólo ofrece acceso a un número limitado de contenidos. Internet.org sólo intenta solucionar uno de los aspectos de la brecha digital, relacionado con la barrera adquisitiva para acceder a un plan de datos. Sin embargo, quedan pendientes los problemas derivados del desarrollo de infraestructuras (el servicio sólo llega a los lugares donde su empresa de telefonía móvil asociada tiene cobertura), el acceso a dispositivos (está destinado a aquellos que ya tienen un Smartphone) y las capacidades digitales y apropiación de las nuevas tecnologías por parte de las personas. Vale la pena aclarar que Internet.org ha anunciado otro nuevo proyecto que incluye el uso de aviones solares, satélites y láser para recurrir a estas infraestructuras en lugares que no cuentan con conectividad, aunque por ahora no se conocen mayores avances al respecto.

No caben dudas de que esas responsabilidades y desafíos también exceden por lejos a una empresa. Pero tampoco es justo un uso confuso de la retórica para presentar a Internet.org como la solución para conectar a cinco billones de personas en el mundo.

¹ La Circular 40 fue publicada el 14 de abril de 2014 por la Subtel de Chile para alertar a las empresas de telecomunicaciones sobre la infracción que estaban cometiendo al hacer ofertas comerciales que promocionan la gratuidad en el uso de aplicaciones de redes sociales específicas. En su facultad de interpretar e implementar la ley 18.168 y el decreto 368 que regulan la neutralidad de la red, consideró que esas ofertas eran discriminatorias en relación a otras aplicaciones de la misma naturaleza. La Circular dispuso instrucciones para la adecuación con un plazo de 30 días hábiles, bajo apercibimiento legal.

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