Tensiones entre los riesgos y beneficios del entorno digital
Por Tamar Colodenco (*)
El artículo 3 de la Convención sobre los Derechos del Niño afirma que los Estados Partes se comprometen a asegurar a los niños y niñas “la protección y el cuidado que sean necesarios para su bienestar”. El artículo 13, por su parte, habla del derecho del niño a la libertad de expresión y a la libertad de “buscar, recibir y difundir informaciones e ideas de todo tipo, sin consideración de fronteras”. En épocas donde Internet se ha vuelto el oxígeno que respiramos y los beneficios del ciberespacio se multiplican a la misma velocidad que los riesgos, estos dos derechos fundamentales para el desarrollo infantil parecen estar en tensión.
El artículo 3 de la Convención sobre los Derechos del Niño afirma que los Estados Partes se comprometen a asegurar a los niños y niñas “la protección y el cuidado que sean necesarios para su bienestar”. El artículo 13, por su parte, habla del derecho del niño a la libertad de expresión y a la libertad de “buscar, recibir y difundir informaciones e ideas de todo tipo, sin consideración de fronteras”. En épocas donde Internet se ha vuelto el oxígeno que respiramos y los beneficios del ciberespacio se multiplican a la misma velocidad que los riesgos, estos dos derechos fundamentales para el desarrollo infantil parecen estar en tensión.
Por un lado, es necesario proteger efectivamente a los niños y niñas de los males que acechan online: el robo de datos, el bullying online —o cyberbullying—, el acoso sexual de niños y jóvenes a través de redes sociales —grooming—, son solo algunas de las conductas delictivas graves que proliferan en el entorno digital. Se supone, además, que los niños tienen menos herramientas para detectar o combatir estas prácticas y por eso son más vulnerables. Frente a este contexto, usualmente surgen dos tipos de respuestas: algunos Estados e instituciones sugieren que los niños tengan poco acceso a la tecnología y que ese escaso acceso sea estrictamente vigilado y supervisado por sus padres, tutores o incluso por el mismo Estado. Este enfoque restrictivo trae consigo la paradoja de la privacidad: para evitar que los niños pongan en riesgo su derecho a la privacidad y a la seguridad online, los padres se vuelven “espías” de toda actividad que sus hijos realizan y terminan suprimiendo ellos mismos los espacios de intimidad, privacidad y expresión que habilitan las nuevas Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC).
Otros enfoques, sin embargo, sugieren que se debe alcanzar un balance entre las acciones de protección, y los objetivos de garantizar el pleno desarrollo del niño ofreciéndole oportunidades para expresarse, educarse e incluso jugar con las herramientas que ofrece Internet. Dicho de otra manera, se debe encontrar un balance entre el derecho a estar seguros y protegidos y el derecho a gozar de los beneficios de la era digital. Estos enfoques incorporan una perspectiva de derechos humanos, y si bien priorizan la protección y el bienestar de los niños, también buscan que las soluciones al problema no terminen cercenando otros derechos fundamentales consagrados en la Convención. Internet no deja de ser vista como una herramienta que permite empoderar a los niños, acercarlos a fuentes ilimitadas de información e incluso fomentar la participación cívica de los más pequeños. Es importante, entonces, que los riesgos se gestionen bajo este marco que no demoniza el espacio virtual.
Niños como consumidores
Un informe de de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OECD) sobre protección online de niños y niñas1 define tres categorías de riesgos en Internet para los más pequeños:
- Riesgos asociados al contenido y al contacto, incluyendo la exposición a contenido ilegal, violento, dañino, o pornográfico; y acciones de contacto como el cybergrooming, cyberbullying, o sexting.
- Riesgos asociados a la privacidad y seguridad, incluyendo, por ejemplo, el uso de redes sociales sin suficiente entendimiento de las consecuencias a largo plazo, el robo de identidad o los ataques de virus informáticos, malware o phishing —robo de datos de tarjetas de crédito o cuentas bancarias—.
- Riesgos relacionados con el rol de niños y niñas como consumidores, incluyendo riesgos de acciones comerciales fraudulentas, la exposición de niños a acciones comerciales que deberían restringirse a los adultos (venta de alcohol, apuestas, o servicios de citas online, por ejemplo), o el incentivo indebido para que realicen compras y gasten dinero sin la supervisión o el permiso de un adulto.
Estos últimos riesgos asociados a la explotación de los niños como consumidores vienen creciendo exponencialmente a medida que los más pequeños se conectan a más dispositivos desde una edad más temprana. Una investigación de 2017 del periódico The Washington Post descubrió que la mitad de las aplicaciones para niños en Estados Unidos utiliza sus datos ilegalmente y los comparte con terceros con fines comerciales2. También en Estados Unidos, la compañía Disney
enfrenta una demanda por 42 aplicaciones que, supuestamente, “espían” la actividad de los niños online, recolectan información sobre sus consumos y patrones de comportamiento, y la usan o distribuyen con fines comerciales.
La última tendencia en esta línea son los juguetes conectados, que a través de Bluetooth o WiFi proveen acceso a Internet y recolectan datos personales del niño pero también datos como el historial de búsquedas, la geolocalización del hogar o la dirección IP. Todos estos datos combinados, y en manos de privados que los comparten con terceros, generan un gran riesgo para los niños y su familia que, generalmente, no han consentido a compartir esta información. Con el avance de Internet de las Cosas y la incorporación de más objetos conectados, desde televisores hasta autos o heladeras, estos riesgos se verán incrementados.
Posibles soluciones
Los expertos coinciden en que no hay una única solución para combatir todos estos problemas. Además, a medida que la tecnología avanza, se crean nuevos riesgos antes impensados. Sin embargo, hay consenso en que cualquier solución debería incluir a todos los actores involucrados y actuar tanto a escala global como nacional. El carácter transfronterizo de Internet hace que sea fundamental la cooperación entre estados en la esfera internacional para detectar y perseguir delitos contra los niños en el entorno virtual, y la legislación nacional adecuada logra que se fortalezca la protección efectiva de los más chicos en su país de origen.
La Unión Internacional de Telecomunicaciones (ITU) desarrolló guías3 sobre este tema dirigidas a padres, educadores, empresas, hacedores de políticas públicas y niños. Las guías incluyen consejos prácticos y casos de estudio para orientar líneas de acción respetuosas de los derechos de los niños. Los padres y educadores deberían guiar el uso de dispositivos, supervisando las actividades online sin interferir innecesariamente con la intimidad de los niños. Es clave la comunicación intergeneracional y la educación en prevención de riesgos en el mundo online. Por su parte, la industria debe integrar consideraciones sobre los derechos de los niños en sus prácticas empresariales y comerciales, y debe crear un entorno digital más seguro y adaptado a la edad de los usuarios. Los legisladores y funcionarios públicos deben adecuar el marco jurídico nacional para garantizar la protección de los menores de 18 años en las plataformas online. También deben asegurar que haya convergencia y coherencia entre las políticas sobre protección online de niños entre todos los actores locales, y deben brindar recursos educativos y de divulgación sobre seguridad en Internet. Por último, las guías para niños proveen consejos por franja etaria (de 5 a 7 años, de 8 a 13, y mayores de 13) sobre cómo comportarse de manera segura en el mundo online. En todos los casos, se sugiere que haya un balance entre los objetivos de seguridad y protección y las posibilidades de participación y expresión que ofrece Internet. Los enfoques paternalistas, restrictivos y autoritarios son poco efectivos para combatir los riesgos y terminan excluyendo a los niños de plataformas fundamentales para ejercer sus derechos como ciudadanos.
Iniciativas en el país y la región
En Argentina existen varias iniciativas que buscan generar conciencia acerca de está problemática y ofrecer guías y consejos para padres y niños. La Unidad Fiscal Especializada en Ciberdelincuencia (UFECI) del Ministerio Público Fiscal cuenta con recursos para evitar que los niños sean víctimas de maltratos, engaños o extorsiones. Hay guías audiovisuales para prevenir peligros en chats y redes sociales, consejos para evitar ser una víctima en redes sociales, e incluso una cartilla donde se explica como usar el juego Pokemon Go de manera segura. También desde el ámbito estatal, la Dirección Nacional de Protección de Datos Personales (PDP) lleva adelante el programa Con vos en la web desde 2012 y busca garantizar la efectiva protección de los datos personales de niños niñas y adolescentes. El programa provee información sobre riesgos en la web como el grooming, el sexting o el cyberbullying y también pone a disposición guías con consejos para prevenir dichos riesgos.
Desde la sociedad civil, Chicos.net también tiene iniciativas en estas mismas líneas. La ONG ofrece talleres de capacitación, recursos online y kits didácticos para que los chicos reflexionen acerca del entorno digital, sus beneficios y riesgos. A nivel regional, la Red de Organizaciones Latinoamericanas por el Derecho de los Niños, Niñas y Adolescentes al Uso Seguro y Responsable de las TIC – Red NATIC- reúne a organizaciones locales de 8 países de América Latina y realizan campañas de incidencia, actividades de capacitación e informes sobre la situación de niñas, niños y adolescentes y su relación con las TICs en países de Latinoamérica.
(*) Lic. en Ciencias de la Comunicación (UBA) y Magíster en Políticas Públicas (Central EuropeanUniversity). En Twitter es @tamicolodenco
1 Informe de de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OECD) Recuperado el 13 de agosto de 2017 de http://bit.ly/29gI5hw
2 The Washington Post, We tested apps for children. Half failed to protect their. Recuperado el 18 de agosto de 2017 de http://wapo.st/2w4UBPI
3 Guías de la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT). Recuperado el 18 de agosto de 2017 de http://bit.ly/1B6g34V