¿Comprarías Tower Records, Eduardo?

Por Ignacio Mansilla Derqui Cambio de paradigma en la distribución de contenidos “Yo predigo que en la próxima

Por Ignacio Mansilla Derqui

Cambio de paradigma en la distribución de contenidos

“Yo predigo que en la próxima década o dos, cualquier diferenciación de plataformas desaparecerá. ¿Es una temporada de 13 horas filmada con calidad de cine tan diferente a una película? Para alivio de todos ustedes yo no soy alguien con un importante puesto en una cadena de televisión que usará este estrado para conseguir un puesto aún más importante en una cadena de televisión”. Así comienza su discurso el actor Kevin Spacey en el Festival Internacional de la Televisión 2013 en Edimburgo, Escocia. La alocución de más de 45 minutos encara desde un punto certero y didáctico, la transición entre el consumo de contenidos y el formato que los distintos medios les brindan. Kevin Spacey es el primer actor en ocupar el estrado en ese evento dedicado a importantes gerentes y responsables de distintas cadenas de televisión de todas partes del planeta. No siendo un detalle menor que muestra que la industria ya tomó nota del cambio de paradigma que vamos a intentar desarrollar en esta nota.

El discurso que el protagonista de House of Cards dio en Edimburgo continúa adentrándose en la importancia de la televisión en su círculo personal-familiar cuando era niño.“La televisión me mostró un mundo más allá de mi comunidad, me presentó personas que jamas conocí, lugares que jamás visité. Prendió un fuego en mi imaginación justo como lo habían hecho el teatro y los libros”. Continúa haciendo referencia a un discurso, para contextualizar históricamente la situación que vivimos actualmente, pronunciado por David Lean en el Life Achievement Awards en 1990. En ese discurso, el famoso director de Doctor Zhivago y Lawrence de Arabia planteaba los primeros indicios de una disputa entre las ambiciones económicas de grandes empresas de la industria del cine en Hollywood y los creativos.

En aquel entonces ya se alertaba sobre la posibilidad de que las grandes empresas y sus intereses económicos triunfen sobre los intereses de los creativos. Esto llevaría al cine a constantes secuelas y precuelas de éxitos remasterizados y dejaría sin posibilidad de desarrollo a miles de nuevos creativos con nuevas ideas, que terminarían desembarcando en la televisión.

Continua así describiendo la actual época de la televisión, a la que llama la tercera época dorada, graficando la relación interna entre creativos y gerentes en las grandes cadenas de televisión. En todo momento los gerentes de distintas cadenas manifiestan sus preocupaciones mediante repetidos reclamos a los escritores y creativos basados en estudios de focusgroups sobre los programas, de haber tenido éxito esas preocupaciones de distintos gerentes, los éxitos que nunca hubieran visto la luz serian, The Sopranos, Rescue me, Homeland, Six Feet Under, Dexter, Damages, Son of Anarchy, Us, The Wired, True Blood, Boardwalking Empire, Mad Men, Game of Thrones, Breaking Bad y House of Cards.

“Si la lista que les acabo de dar no es prueba que los reyes de la televisión son los creativos, no sé cómo con-
vencerlos”, afirma Spacey categóricamente su postura acerca de cómo deben ser tratados e incentivados los nuevos contenidos.

La industria de la música y la industria del audiovisual

«Claramente el éxito del Modelo Netflix, mostrando la temporada entera de House of Cards de una vez, probó una sola cosa: la audiencia quiere el control, quiere la libertad”, enfatiza, y continúa: “no puedo contarles la cantidad de gente que me para en la calle y me dice: ‘muchas gracias, me arruinaste 3 días de vida'».

Con esta forma de distribución le demostramos a todos que aprendimos la lección que la industria de la música no aprendió. Dale a las personas lo que quieren, cuando lo quieren, en la forma que lo quieren y a un precio razonable y preferirán pagar por ello en vez de robarlo”.

Ciertamente, la industria del audiovisual, con sus vaivenes, idas y vueltas, le ha mostrado el camino de comer-
cialización al resto de las industrias culturales.

Podemos comenzar ese camino ríspido y sinuoso con la gran contienda entre Metallica versus Napster1, sobre los derechos de autor de las canciones del grupo. Napster pierde la batalla legal con Metallica. ¿Pero qué paso después?

fotoLas empresas que tenían los derechos de autor de grandes bandas y contenidos comenzaron un sinfín de batallas judiciales contra cualquier tipo de reproducción ilegal, invirtiendo miles de millones en peleas jurídicas en vez de innovación. Entre algunos ejemplos de ello, podemos citar al documental Away from keyboard, que trata sobre la batalla judicial contra el portal ThePirateBay o el caso Megaupload2 nacional, las batallas legales contra Cuevana y Taringa.

Los modelos comerciales de piratería tipo Napster no sólo no dejaron de aparecer sino que se reprodujeron por miles, el tráfico pirata por internet puso en jaque a un negocio millonario que llevó hasta las ridículas ideas de proyectos gubernamentales como SOPA y PIPA3.

En la película La Red Social hay un fragmento de un diálogo que resume un poco la idea. El actor que interpreta a Sean Parker, fundador de Napster, le afirma al actor que interpreta, a Eduardo Saverin, que le ganó a la industria de la música, quebrando a todas las discográficas. Este lo contradice diciendo que ellas ganaron, en clara referencia al juicio, a lo que Sean Parker pregunta “Comprarías Tower Records, Eduardo”?

La industria audiovisual mostró el camino de la comercialización de contenidos culturales, apariciones como Netflix y YouTube constituyen el paradigma de prestación de servicio legal de contenidos. A lo largo de la nota notamos que existen grandes ideas y personas con buenos proyectos, pero asimismo no existen los suficientes medios o gerentes con talento para descubrirlo e incentivarlo.

Las apariciones de sitios bajo estos modelos legales de contratación con los poseedores de los derechos y gran alcance con los consumidores encuentra no sólo en YouTube o en Netflix sus principales exponentes, a ellos se sumaron entre otros Spotify, iTunes y demás servicios de streaming, no sólo audiovisual sino también musical.

El futuro

Yo predigo que en la próxima década o dos, cualquier diferenciación de plataformas desaparecerá. ¿Es una temporada de 13 horas filmada con calidad de cine tan diferente a una película? ¿Es una película por definición algo que dura 2 horas o menos? ¿Si mirás una película en tu televisión dejo de ser una película porque no la ves en el cine? ¿Una serie de televisión en tu iPad dejó de ser una serie de televisión porque no la transmiten en un televisor? El dispositivo y el contenido es irrelevante, excepto para gerentes y abogados que usan estos términos para acordar negocios”, continúa el discurso del actor.

Para los niños de hoy no tiene relevancia. Es todo contenido. Son sólo historias y ellos quieren historias y mueren por compartirlas con sus conocidos. Algo con lo que Blockbuster sólo podía soñar. Lo único que debemos hacer en la industria es dárselas”, concluye su presentación.

En todo el proceso histórico recién repasado existe la constante pugna entre las ideas o creativos y los gerentes de las grandes cadenas.

Los modelos comerciales existentes previos a internet nos muestran una escasa posibilidad de visibilidad de distintos proyectos. Internet facilitó la difusión de las ideas sin importar los medios donde reproducirlas. Es el fin del cuello de botella de las industrias culturales, que se encontraba en la difusión de los contenidos.

Por ello es la primera y natural reacción ir contra empresas como Napster. Atacar el derecho de autor es atacar el corazón del negocio de empresas que tienen 100 años reproduciendo el mismo esquema comercial. Esquema comercial de inversión necesaria con años de regalías por los derechos de reproducción. Estamos de acuerdo con que la piratería es robar.

¿Pero qué sucedería si empiezan a aparecer empresas que comienzan a difundir y, posteriormente, financiar industrias culturales sin la intervención de los medios de comunicación o distribuidoras de esos contenidos como ser la televisión, el cine, la radio o las cadenas de venta y alquiler en los distintos formatos?

Es ahí donde ocurre la disrupción del mercado, YouTube, o tu tubo, que significa justamente eso, la personalización del consumo del contenido audiovisual, la ventana al mundo de millones de micro ideas que esperan a ser vistas. Proyectos audiovisuales o simplemente cuestiones cotidianas.

La industria de los contenidos culturales no está desapareciendo, está en su mayor apogeo de la historia; existen tantas plataformas para realizar y mostrar ideas como nunca las hubo. Sin la necesidad de aprobación de gerentes de cadenas y con la posibilidad de llegar a una masividad mayor que dichos gerentes pueden asegurar. Sin ir más lejos, House of Cards es más visto que cualquier serie norteamericana que se transmite por un canal de aire, y existen canales de YouTube con más reproducciones que puntos de rating de los programas más exitosos del mundo.

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Nunca la humanidad realizó, reprodujo y consumió más contenidos culturales como hoy en día. Sin pensarlo, la gente hace clic en más videos y más canciones que las que todas las radios, estaciones de televisión y cines  pueden brindarte. Los contenidos se personalizaron.

Si se realizan y consumimos más contenidos que nunca, ¿qué rol juega internet en este mercado?

Internet como en la mayoría de las industrias, irrumpe fuertemente en los sistemas de distribución y colateralmente en la apertura de proyectos autogestionados con altos ni  veles de difusión.

La difusión y la negativa eran atribuciones exclusivas de quienes poseían el acceso a las pantallas tradicionales que siguen funcionando de maneras similares, aunque particularmente más receptivos hoy en día. Encontramos numerosos ejemplos donde historias de la red, blogs o autores realizan el salto a las pantallas tradicionales.

Pero la irrupción más importante está en la distribución,  si observamos las empresas como Musimundo, Blockbuster, Tower Records e incluso las grandes cadenas de cine (que encontraron su refugio en el 3D), por nombrar algunas que fueron desapareciendo en manos de los nuevos modelos de negocio de distribución.

En el mundo de la música, cadenas como MTV y MuchMusic perdieron su razón de ser y los artistas encontraron en YouTube su canal y motivo de realización de videos musicales, nuevamente de manera gratuita y con menos restricciones que el modelo anterior.

Hasta el aumento de consumos de contenidos se volvió una necesidad tan importante que empresas creadoras de dispositivos vieron la necesidad de incorporar la posibilidad del acceso a internet en casi todas las fabricaciones; la inteligencia o smart en un dispositivo hoy en día se asocia directamente con la posibilidad de mirar contenidos o reproducir música online.

La irrupción de internet vino a potenciar a las industrias culturales, sus primeros logros se comienzan a observar como también sus primeros fracasos, pero seguramente será una época de contenidos pensados globalmente para una red también global.

¹ Napster fue el primer gran distribuidor de música por vía P2P, donde los usuarios iniciaban sesión en una plataforma y podían compartir archivos. Metallica encar ó una de las batallas judiciales más emblemáticas contra Napster por fomentar la piratería de sus temas, amparados en el derecho de autor que los protegía. El fallo judicial favoreció a Metallica, llevando a Napster y a su fundador, Sean Parker, a la quiebra. El cierre de Napster abrió la posibilidad a la réplica de un montón de sitios similares.

² Megaupload era un sitio de tráfico de archivos por internet de Kim Dotcom, fue clausurado por el FBI debido a las evidentes violaciones a los derechos de autor. El sitio nunca fue dado de alta nuevamente.

³ Antes los numerosos casos de reiteradas violaciones a derechos de autor en internet, el Congreso norteamericano aprobó un paquete de leyes, conocidos popularmente como SOPA Y PIPA, básicamente ponía el deber de fiscalización del derecho de autor en los ISP. Esto generaba un inconmensurable poder en cabeza de los operadores y llevaba a millones de negocios como Google, Facebook, Twitter y Wikipedia, entre otros, a la quiebra. La presión de la comunidad global fue tan fuerte, en cabeza de Aaron Schwartz, que Obama se vio obligado a derogar ese paquete normativo, aunque a nivel local, el legislador Federico Pinedo presentó un proyecto de ley similar que no tuvo tratamiento de comisión.

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