Entrevista a Ariel Fernández Alvarado, presidente de la Cámara de Cooperativas de Telecomunicaciones (CATEL).
Por Emilia Racciatti (*)
Ariel Fernández Alvarado es gerente de la cooperativa Telefónica de Vivienda y Otros Servicios Públicos Del Viso (TELVISO) y presidente de la Cámara de Cooperativas de Telecomunicaciones (CATEL), creada el 26 de marzo de 2008. Se trata de una cámara que nuclea a 29 cooperativas de distintos puntos del país y que actualmente esperan que el Ente Nacional de Comunicaciones (ENaCom) inicie el proceso de autorizaciones y solicitud de frecuencias para poder brindar servicios móviles antes de fin de este año en las ciudades donde operan.
En un contexto de cambios en la regulación del mercado de telecomunicaciones, Fernández Alvarado habló con Revista Fibra sobre la situación de las cooperativas, los logros obtenidos en los últimos años y las necesidades a corto y mediano plazo.
¿Cómo definirías el trabajo de CATEL?
Lo que hacemos es tratar de entender hacia dónde van los servicios, la tecnología y los modelos de negocios y tratar de adaptarlos a la realidad cooperativa. Un tema importante para nosotros es el de la escala, porque todos los negocios que vienen son a gran escala, entonces juntamos volumen para hacer posible el negocio, por ejemplo, de IPTV (Televisión por Protocolo de Internet). En Argentina, las cooperativas fuimos las primeras en dar IPTV, que es la evolución del cable digital, es la unión de un smart tv y un cablero convencional, es el paso de la televisión convencional a la IP. Con IPTV no pudimos copiar a nadie sino que armamos la estructura desde cero. Trajimos al proveedor de plataforma, por ejemplo.
¿Con qué objetivos se crea CATEL?
Se crea hace diez años porque no nos sentíamos representados en las entidades existentes en ese momento. En el avance de la tecnología sentíamos que las cooperativas nos quedábamos retrasadas con el riesgo de dejar de existir. Nosotros existimos como cooperativas porque brindamos servicios donde otros no lo hacen. Los dueños de las cooperativas son los usuarios, entonces su sustento está en el pueblo que habita. Comenzamos siendo seis cooperativas: entre ellas, Telpin de Pinamar, la de La Pampa, la del Del Viso (TELVISO), la de Villa Gobernador Gálvez. Hoy somos 30 cooperativas desde Misiones a Calafate y somos el 70% de los accesos de datos. Estas cooperativas son exclusivamente de telecomunicaciones y nacieron para cubrir esa necesidad tecnológica. Muchas cooperativas eléctricas decidieron incursionar en el mundo de las telecomunicaciones, entonces el ámbito es más variado y hay provincias como Córdoba que está en un 80% abastecida por cooperativas.
¿Las cooperativas que integran CATEL hoy se fueron creando en estos años o ya existían y se fueron sumando?
Generalmente, las cooperativas tienen muchísimos años. No hay nuevas. Lo que ocurrió es que hubo un punto de quiebre con IPTV porque CATEL llegó a tener 16 asociadas y en los últimos tres años estuvimos trabajando en otros proyectos. La cooperativa existe porque existe una necesidad y nosotros entendimos que si no avanzábamos en lo tecnológico, podía desaparecer esa necesidad que nos hacía existir. En su momento fue IPTV, no para aumentar facturación sino porque veíamos con riesgo la inclusión del cablero en Internet. Muchas cooperativas empezamos a perder clientes por el paquete que se ofrecía, en el que el cable era un producto costoso e Internet prácticamente se adicionaba por muy poco dinero. Entonces, el que tenía cable, pagando muy poco más tenía Internet. El riesgo para nosotros es no poder competir en igualdad de condiciones. Por ejemplo, TELVISO compite con Antina, Telered, Cablevisión, Telecentro y DirecTV.
¿Qué pasó en los últimos años con las cooperativas a partir de la ley de servicios comunicación audiovisual y la ley de Argentina Digital?
Tuvimos que trabajar muchísimo por la ley de medios. No solo para que existiera sino después para obtener la licencia. Con un gobierno que estaba de acuerdo con que las cooperativas dieran servicio tuvimos que esperar ya que el proceso era nuevo. En la Comisión Nacional de Comunicaciones (CNC) por ejemplo, había un procedimiento para habilitar a los cableros analógicos pero no tenían norma técnica para IPTV. Finalmente, estamos dando servicio desde hace 3 años.
¿Cómo vivieron el último año y medio con el cambio tan abrupto en materia de regulación?
Nosotros venimos insistiendo en la importancia y en el trabajo de las cooperativas. Pongo un ejemplo: el operador que mejor calidad de servicio dio en España es un OMV (Operador Móvil Virtual) porque lograba usar la red de quien era el mejor operador en cada lugar. Eso es porque logró un buen convenio de roaming. Hoy, operadores como Movistar y Personal, usan su red y usan la del otro cuando no les queda otra alternativa. En España un OMV logró utilizar lo mejor de los operadores y logró convertirse en operador móvil virtual sin tener red.
Desde CATEL fuimos cambiando la visibilidad de la Cámara en otros sectores a partir de que logramos participar de una licitación concreta con dos operadores internacionales. En 2014, como cámara cooperativa argentina, hicimos una licitación internacional y ahí empezamos a empujar localmente para que existiera un reglamento de Operadores Móviles Virtuales.
¿Cómo vieron el debate por la ley Argentina Digital? ¿Participaron?
Sí, participamos, fuimos al Congreso, dimos la opinión de la Cámara. Nosotros estábamos de acuerdo con una ley más moderna, que tuviera en cuenta las asimetrías, los diferentes actores. Era como una declaración de principios porque quedó mucho por reglamentar, que es cuando se ven las cuestiones de fondo. Y cuando comenzaba esa etapa, empezaron los decretos.
¿Cómo ves el proceso de trabajo en la ley de comunicaciones convergentes?
No vemos mal una ley convergente porque la tecnología avanza muchísimo y hace falta que existan reglas claras. Tenemos dos caminos: el de la realidad, el de todos los días, el del decreto y las reglamentaciones,
y otro que es más académico que es el de la nueva ley. Participamos de las reuniones pero el mientras tanto es mortal, no nos podemos distraer un momento. El reglamento para OMV del gobierno anterior, que fue establecido por la Autoridad Federal de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (AFTIC), no se termina de concretar. El nuevo reglamento no es malo, tomaron cosas que nosotros aportamos. Pero lo que ocurrió es que solo salieron dos registros. CATEL tiene presentados 13 pedidos de registro de OMV y hasta el momento no salió ninguno. Por otro lado, como ofertas de referencia hay dos: la de Claro y la de Movistar. La de Personal se está realizando. Y las que se han presentado son ofertas que no tienen sentido. Por ejemplo, la que hace Movistar en España es diferente a la que hace en Argentina, donde dice que no permite que se desarrollen operadores virtuales móviles. El reglamento sostiene que el ENaCom debería intervenir en esos casos porque la oferta de referencia la presenta el OMR (Operador Móvil con Red) y si no se pone de acuerdo con el OMV, el ente debería intervenir. Pero yo no me puedo poner de acuerdo con el OMR porque todavía no me dan el registro del servicio y eso depende de ENaCom.
¿Cómo es la realidad hoy de los operadores locales?
El operador local tiene dos problemas en cualquier lugar: por un lado construir una red acorde a los servicios actuales como fibra óptica, capilaridad. Por el otro, si hace la red pero no tiene a quién comprárselo, no tiene negocio. Entonces, lo que hace Arsat es que, cuando la cooperativa construye la red nueva, encuentra un operador en su pueblo que le vende a precios parecidos a los que consigue una cooperativa que está en las grandes ciudades. Arsat está llevando la troncal a los pueblos.
¿Cuáles son los desafíos actuales de CATEL?
Estamos trabajando en el proyecto de la plataforma de Wi-fi Carrier Grade o lowing que permite que, cuando estás en un lugar en el que la cooperativa tiene montada esta tecnología, un celular deje de tomar el sistema móvil y se pase a la antena de wifi que tiene la cooperativa. Esto no va a ser más barato que lo que sale un OMR (Movistar por ejemplo), pero sí hace que una cooperativa pueda vender un giga al mismo precio que Movistar. A fin de mes, la cooperativa puede dar 16 y cobrar por uno, porque los otros 15 los consumiste en esa red propia que tiene montada y pueda decidir dar tarifa plana.
La plataforma de OMV sale, más o menos, dos millones de dólares y ninguna cooperativa puede comprarla, pero todas juntas sí. Además, la única manera de que un proveedor internacional le dedique tiempo a las cooperativas es yendo juntas. La plataforma de Wi-fi Carrier Grade cuesta 300 mil dólares y si las compramos entre todos o logramos que las cooperativas solo pongan los app —que son los dispositivos que emiten la frecuencia para que vos te puedas conectar— estaríamos dando un paso importante.
¿Cómo ves el escenario actual en telecomunicaciones con los cambios que ya se dieron, como el Grupo Clarín autorizado para prestar servicios de comunicaciones móviles de 4G?
El escenario se está liberando, la regulación está liberando el mercado. No estamos en contra si nos permiten competir. Pero si, por un lado, tenemos a los celulares entrando en el negocio audiovisual y a este sector entrando en el mercado de telefonía móvil, las cooperativas terminamos siendo el “jamón del sándwich” porque el celular va a ser paquetización con la televisión, el celular e Internet. El audiovisual también va a ser paquetización y con el agregado que en los próximos años van a crecer los datos en los dispositivos móviles.
En este marco ¿te parece que hay reglas claras para que las cooperativas puedan competir?
No, hoy no. Nosotros vemos bien que haya una sola reglamentación porque la tecnología está siendo convergente. Desde CATEL estamos esperando el registro para ser operador móvil virtual. Por eso digo que no tenemos problemas en que haya más actores dando más servicios pero entendemos que tenemos que poder hacerlo y tienen que tener en cuenta las asimetrías. Hoy nuestra demanda es tener frecuencia como lo han hecho con Nextel. No solo es una demanda de CATEL sino de otras cámaras como la Cámara Argentina de Internet (CABASE), la Cámara Argentina de Comunicaciones Convergentes (CATIP) y COLSECOR. Esto significa de casi todas las cámaras cooperativas y pymes del sector. El pedido es poder tener frecuencia en cada una de las localidades, para ser operadores locales móviles, para llevar el servicio a lugares a los que no lo va a llevar ninguno de los cuatro actores que están hoy. Seríamos el quinto actor que cubriría áreas en las que hay problemas a resolver.
(*) Licenciada en Comunicación (UBA) y periodista de la Agencia de Noticias Télam.