Historia de la televisión por cable en Argentina (segunda entrega)

Hacia la expansión de la oferta. Por Santiago Marino (@santiagomarino) El recorrido por la historia de la TV

Hacia la expansión de la oferta.
Por Santiago Marino (@santiagomarino)

El recorrido por la historia de la TV por Cable en Argentina desde su origen en tierra adentro hasta la concentración conglomeral de nuestros días habilita conclusiones argumentadas. Identifica rasgos centrales. Y permite articular escenarios posibles en el porvenir.

El sistema de distribución de TV por Cable en Argentina tiene elementos distintivos en su aparición: nació en localidades de provincias, vinculado a otros negocios y con diversidad en la estructura de propiedad. Así lo trabajamos en el número anterior de Fibra. Y esa primera etapa es continuada, con sus particularidades técnicas, sociales y económicas, en el proceso que va desde su llegada al área metropolitana de Buenos Aires en la década de 1980 hasta el peculiar período que inició el país con la convertibilidad de la moneda en 1991. Poco tiempo antes de la recuperación del proceso democrático el modelo de negocio comenzaba su expansión en la ciudad de Buenos Aires y las zonas más redituables del conurbano. Las novedades tecnológicas y de regulación iban a transformar el sistema y el neoliberalismo daría características a su desarrollo.

Así la empresa Cablevisión remonta su origen al año 1981, cuando comienza a ofrecer televisión paga en la localidad de La Lucila —zona norte del gran Buenos Aires— emitiendo la señal de Canal 5 a 900 suscriptores. Sería comprada por el grupo Eurnekian en 1982 y la sede central se trasladó al edificio del grupo en la calle Honduras 5633 de la Capital, lo que puede leerse como un adelanto del futuro del sistema. En 1983 se expandió hacia los partidos de Vicente López, San Isidro y toda la zona norte de la —todavía— Capital Federal, apuntando a desarrollos urbanos de gran poder adquisitivo como Belgrano, Palermo y Recoleta. En 1984 contaba con tres canales propios (CV3, CV5 y CV6) y sumaba 6.000 clientes.

Por esos años el único competidor de Cablevisión era el Video Cable Comunicación (VCC), del empresario Samuel Liberman, también de la localidad de La Lucila. Este comenzó a ofrecer el servicio en zonas prósperas de Capital y Gran Buenos Aires. Estaba naciendo así una nueva etapa en la televisión por cable, llegaba la profesionalización y se percibía un cambio en el objeto del negocio. Se clausuraba la discusión sobre el futuro porque la oportunidad era la distribución de señales y desde ese momento el negocio pasaría por el abono. Las estrategias para lograrlo serían la diferenciación por contenidos y la multiplicación de la oferta. La televisión con programación variada se expandía además de la mano de las señales satelitales de canales de diferentes países, que podían incorporarse a la grilla a partir de cambios regulatorios, desarrollo tecnológico y bajo costo.

En los primeros años de la década del ’80 Cablevisión y VCC realizaron un acuerdo que implicó una división geográfica para no interferir con sus respectivos procesos de crecimiento. La primera se quedó con un área que se extendía desde la Avenida Santa Fe (en La Lucila) hacia el río y VCC con otra que iba desde esa calle hacia el otro lado de la ciudad. El acuerdo tuvo vigencia hasta que fueron apareciendo nuevos competidores y ambas empresas habían alcanzado un gran posicionamiento en el mercado. Como plantea Krakowiak (2003) lo que surgió como una necesidad se fue convirtiendo en un negocio con altas tasas de rentabilidad que también se extendería a la Capital Federal.

La representación corporativa

Los operadores comenzaron a desarrollar acciones para fortalecer la defensa y capacidad de negociación de sus intereses cuando la situación se volvió compleja. El 4 de diciembre de 1980 nació la Asociación Argentina de Antenas Comunitarias y Circuitos Cerrado de Televisión (AACCCTV) y fue la primera institución con objetivos de cámara de televisión por cable en el país. En ese momento existía Coprovisión, una especie de cooperativa de operadores de cable de localidades pequeñas y grandes de las provincias, que gestionaba la compra de señales en conjunto.

Los directores de los canales pasaron a manejar Coprovisión. La Asociación quedó en manos de los empresarios y en 1982 pasó a denominarse ACT, para que la sigla fuera fácilmente recordada. Un año más tarde nació la Asociación Argentina de Telecomunicaciones para Abonados (AATEPA), una agrupación en la que tendrían poder los dueños de Cablevisión y Multicanal, operadores de Buenos Aires y el conurbano. El inicio del sistema en la Capital había cambiado las reglas de juego en el proceder de las agrupaciones del sector. La coexistencia se puede explicar únicamente en una competencia entre los cableros porteños, quienes mantenían —no obstante— un pacto que definía zonas de exclusividad de cobertura para cada uno.

En el año 1991 la entidad principal (ACT) comenzó a publicar una revista mensual que sería la herramienta comunicacional principal para generar nexo entre los cableoperadores, canalizar los intereses, necesidades y demandas, articular acciones, manifestar planteos de tono político y prestar servicios a los asociados. El recorrido de la década mostrará la expansión y el crecimiento cualitativo de la entidad y de la revista, que con la unión de entidades adoptará el nombre de la cámara unificada.

El primer número de la revista muestra la cantidad de asociados de la entidad, un dato que permite entender la presencia federal del sistema, el temprano desarrollo de este tipo de empresas en las localidades del país y la descentralización de la propiedad y prestación del servicio. Ese mapa de socios de la ATC en todo el país, actualizado al primer día de junio de 1991 es el siguiente:

Distribución geográfica de asociados

Pueden verse, en total, 51 socios de diferentes distritos de la Provincia de Buenos Aires; 11 de departamentos de la Provincia de Santa Fe, 10 de Córdoba, 4 de La Pampa, 3 en las Provincias de Misiones, Salta y Chubut; 2 de Mendoza y Río Negro y apenas 1 en Capital Federal y las provincias de Corrientes, Chaco, Entre Ríos, Formosa, Jujuy, Neuquén, San Luis, Santa Cruz, Santiago Del Estero, Tierra del Fuego y Tucumán.

La entidad contaba además con socios adherentes que no eran operadores/distribuidores de TV por Cable, como proveedores de contenidos, tecnologías, insumos y distintos servicios del sector. Y organizaciones provinciales, como las de Córdoba (ACORCA) y Santa Fe (ASTC), aportaban asociados y representación territorial.

Si bien no todos los operadores de TV por Cable eran asociados a la entidad, puede leerse en esta lista la expansión federal, la cantidad de localidades que contaba con el sistema, la diversidad de operadores y propietarios y las ciudades que permitían “por tamaño de mercado” la existencia de más de un operador. La unión llegó más temprano que tarde, cuando la Asociación pasó a ser la Cámara Argentina de Televisión por Cable, nombre bajo el cual se presentó en las Jornadas de Televisión por Cable de 1992. Luego tomaría el nombre de Asociación de Televisión por Cable (ATVC). La novedad no era únicamente el nexo sino que además los nuevos y poderosos actores eran empresarios de multimedios que entendían al cable como variable clave para sus inversiones y ya no los dueños de los pequeños cables de las pequeñas ciudades.

La entidad organiza el evento denominado “Jornadas TV Cable” desde 1991. Se trata de una muestra de proveedores, prestadores de servicios, cableros y otros actores que cuenta además con distintos ciclos académicos, de debates y comerciales. En este escenario se ha dado, durante la “larga década neoliberal”1, la expresión más fuerte de cercanía entre el sector como actor regulado y el Estado con sus agentes y en tanto que regulador. Eso se manifestaba no sólo en las visitas y participaciones de autoridades al evento (asistencia del Presidente de la Nación, participación del interventor del COMFER desde la primeras Jornadas, exposición de distintos agentes estatales en mesas de discusión) sino también en un apoyo incondicional desde un primer momento, como puede verse en la composición de la “Comisión de Honor” de las Jornadas “TV Cable ‘91”, integrada por el por entonces Presidente de la Nación, Carlos Saúl Menem, acompañado del Sr. Horacio Burzaco (secretario de Medios de Comunicación, que luego sería titular de Cablevisión), el Sr. León Guinsburg (interventor del COMFER), el Ing. Raúl Otero (Presidente de la CNT), junto a las autoridades de la ATVC. Además, dichas jornadas contaron el auspicio de la Presidencia de la Nación, la Secretaría de Medios de Comunicación, la Secretaría de Cultura de la Nación, el COMFER, la CNT y la Municipalidad de Buenos Aires gobernada todavía por un intendente designado por el Poder Ejecutivo Nacional.

Sistemas Mixtos

474

Circuitos Cerrados

158

Antenas Comunitarias

61

Abonados

2.000.000

Porcentaje hogares

23,48%

Televisión Multicanal

En relación al marco regulatorio, el sector quedó encuadrado bajo lo definido en la norma de facto 22285/80, la ley de radiodifusión de la Dictadura y que estuvo vigente hasta la sanción de la ley audiovisual en 2009. La TV por cable se reguló con una novedosa definición para el servicio. Se lo encuadraba junto a las señales de frecuencia modulada de radiodifusión (FM) como “Servicios Complementarios”. Para Guillermo Goldstein (asesor legal de la ATVC durante los años ’90) al dictarse el Decreto, la televisión por cable estaba compuesta básicamente por antenas comunitarias que complementaban a la televisión abierta. Pero ese escenario se transformaría por completo años más tarde.

Los cambios en el marco regulatorio con mayores efectos sobre el sistema llegaron con la democracia. En principio, la suspensión del PLANARA2 en el gobierno de Alfonsín, cuyo objetivo era reemplazar la ley con una democrática, detuvo el otorgamiento de licencias para canales de televisión abierta. Pero el principal cambio para la TV por cable llegó con la sanción del Decreto 1613 por parte del presidente Raúl Alfonsín en 1986. Esta reglamentación fue un hito pues permitió la recepción satelital a particulares, es decir el uso privado de la tecnología para explotación comercial. De este modo las señales internacionales comenzaron a poblar de contenidos la oferta de Televisión por Cable en Argentina. A partir de ello, se consolidó la curva de crecimiento del negocio, dado que para los operadores era posible sumar hasta 10 000 nuevos abonados cada mes, porque la oferta de contenidos lo distinguía de los canales abiertos: televisión sin tanda publicitaria, señales segmentadas por género, canales de cine y programación infantil, señales internacionales y eventos deportivos. La receta del éxito.

La etapa satelital dio lugar a la televisión multicanal (Albornoz 2000) y fue el elemento determinante para el crecimiento sostenido del mercado. Desde entonces pudieron verse en Argentina señales europeas como la RAI (de Italia) y TVE (España), como así también algunas de América Latina como VTV (Venezolana de Televisión) y Televisa (México). La utilización de una tecnología particular como el satélite para recibir y distribuir señales nacionales e internacionales redujo los costos para la redistribución mediante el cable. Y fue la piedra de toque para el proceso de concentración. Esto comenzó en su tipo “geográfico” en sus inicios sería y clave para permitir la “económica” o “de propiedad” años más tarde, principalmente por sus ventajas comparativas. La carrera de conformación de grupos multimedia que se inició en el país a partir de la TV por Cable, un segmento de la industria que se convertiría en el más relevante en las estrategias de los conglomerados.

Datos de la TV por Cable Argentina en 1991

El crecimiento durante la década del 1980 llevó a que en 1991 existieran 474 sistemas mixtos, 158 circuitos cerrados y 61 antenas comunitarias de televisión. El total de esos sistemas sumaban más de 2 millones de abonados en el país sobre un total de 8.515.441 hogares, es decir un 23,48% de hogares. Desde ese momento la coyuntura política y económica entraría en crisis. Entre 1989 y 1991 se sucedieron el pico del proceso inflacionario durante el gobierno de Alfonsín, el adelantamiento de la entrega del mando a Carlos Menem, la ley de Reforma del Estado y el Plan de Convertibilidad. Esto coadyuvaría al crecimiento exponencial del negocio. La convertibilidad peso = dólar activó y multiplicó el negocio en la capital. Pero eso es parte del próximo capítulo. 

Bibliografía

  • Amorín, M. E.; (1997) Las canaletas de la televisión. Historia de la TV por cable en la Argentina, Buenos Aires, Magazine Satelital S.R.L
  • Albornoz, L. :(2000) Al fin solos…La nueva televisión del Mercosur, Ediciones CICCUS La Crujía, Buenos Aires
  • Krakowiak, F.; (2003): Concentración y transnacionalización en las industrias culturales Surgimiento y consolidación de los conglomerados transnacionales de medios, Tesina de grado, Carrera de Ciencias de la Comunicación, Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de Buenos Aires, publicada en www.buenosaires.gov.ar/industriasculturales
  • Mastrini, G. (ed): (2005) Mucho ruido y pocas leyes. Economía y política de comunicación en la Argentina (1920-2004), Edición Inclusiones, La Crujía, Buenos Aires

1 Como veremos en la próxima entrega.

2 Plan Nacional de Radiodifusión creado por la norma de facto 22286. Ver más en Mastrini, 2005.

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