Editorial

La era del contenido En los últimos meses se acentuó una tendencia que vimos crecer durante los últimos

La era del contenido

En los últimos meses se acentuó una tendencia que vimos crecer durante los últimos años. El contenido es el rey de esta era. O por lo menos eso piensan muchos de quienes tienen que tomar decisiones en empresas de telecomunicaciones y de comunicación audiovisual.

Este protagonismo de los contenidos no se agota en el fenómeno Netflix, sino que se amplía a las más diversas ramas de la economía de la comunicación. Durante principios de 2015 vimos cómo se pagaban 6900 millones de euros por un acuerdo de tres años por los derechos del fútbol inglés, una cifra récord que supera en casi un 70% los 4040 millones que se pagaron por el actual contrato. También asistimos al debut de DirectTV en el mercado de contenidos con el lanzamiento de Kingdom, la primera serie producida por la operadora de TV satelital. Similares proyectos planea Amazon con el anuncio de la producción de 12 films e incluso BitTorrent, una empresa que creció nutrida por las denominadas ‘descargas ilegales’, anunció la intención de producir contenidos originales.

El caso de Netflix, líder indiscutido en contenidos online, es quizás al que haya que prestarle más atención. Anunció que busca lanzar 20 programas con guiones originales por año, demostrando que apuesta por sus producciones originales más que por la compra de derechos de terceros. Y es que muy probablemente en muy poco tiempo ya no iba a tener a quien comprarle derechos, porque todos querrán hacer valer sus contenidos originales en la web. Esto también se comprueba en el hecho de que asistimos al lanzamiento de plataformas VOD de casi todas las grandes productoras de contenidos del mundo. Por ahora el panorama está (casi) controlado para los carriers porque la mayoría de estos servicios se ofrecen sólo a los clientes que tienen contratado un servicio de TV de pago. Pero ese es un equilibrio momentáneo -y ficticio- y nadie puede asegurar vaya a durar mucho tiempo más.

Por detrás de toda esta explosión del contenido online se vive con tensión la discusión por la neutralidad de red, una discusión mucho más cercana a la economía de la comunicación de lo que muchos se atreven a confesar. Las empresas de telecomunicaciones ven como a través de ellas pasa una nueva economía de la que no terminan de participar mientras hacen intentos, no del todo exitosos, de generar sus propios contenidos apuestan a conseguir ser parte del negocio plantandose en la discriminación de los servicios que transportan. Y es que las cuentas son bastante claras: Netflix consumió en 2014 el 35% del total del tráfico de Internet en EE.UU, y si sumamos a YouTube ambos llegan a casi el 50%.