De alternativas a mainstream: nuevas radios online

¿El fin del amateurismo? POR AGUSTÍN ESPADA (*) @agustinespada Distintos proyectos surgieron en los últimos años para darle

¿El fin del amateurismo?

POR AGUSTÍN ESPADA (*)
@agustinespada

Distintos proyectos surgieron en los últimos años para darle al sector de la radiofonía exclusivamente web un aire de profesionalidad en la producción y distribución de sus contenidos. Congo, FutuRock, El Destape y ¿el fin del amateurismo?

El ecosistema radiofónico online se encuentra sacudido por distintas y variadas tendencias. Como se trabajó en la edición anterior de Revista Fibra, nuevos dispositivos se suman a las posibilidades de acceso al audio
online como los altavoces inteligentes; plataformas como Google y Spotify apuestan fuerte por transformarse en jugadores de la distribución de estos contenidos; nuevos y diversos actores se suman a la producción y oferta de esos bienes sonoros.

Los datos de la última Encuesta Nacional de Consumos Culturales del SINCA muestran que el 20% de los argentinos escuchaba radio a través de Internet en 2017. Según datos de Kantar Ibope Media de 2018, un 21% de los oyentes escucha radio conectado a través de una computadora y un 19% a través de un smartphone. Si bien las plataformas digitales no muestran un gran crecimiento en los últimos años, son una alternativa firme para el acceso a contenidos radiofónicos.

Este mercado del audio online asiste, en Argentina, a un momento de profesionalización en la producción de los contenidos que circulan. El podcast es una muestra de ello. Esto es así porque existen empresas del mainstream de la generación y distribución de información y entretenimiento que apuestan por producir contenidos en este formato. La Nación, Spotify, el Grupo América (A24), Grupo Clarín (Radio Mitre, La Voz del Interior, Los Andes) son algunos ejemplos de la inversión realizada para producir podcasts.

Y también existen actores preexistentes al momento actual que pujaban por llegar a una situación en la cual puedan pagar a sus productores, contratar mejores estudios o, incluso, construir los propios. Redes de podcasts como Lunfa, Posta, Wetoker o Tristana, por mencionar algunas, empujan el formato desde fuera del mercado tradicional (¿hacia dentro?).

Pero las novedades no surgen sólo en la producción de podcasts, de contenidos sonoros pensados y producidos para su consumo a demanda. Las radios online también registran novedades. En los últimos años han surgido distintos proyectos que han mostrado y buscan demostrar que es posible generar un modelo productivo (con generación de contenidos propios) sostenible y sustentable. Pueden mencionarse cuatro casos paradigmáticos a través de los cuales trabajar esta línea: FutuRock, Congo FM y El Destape Radio.

Claro que el movimiento de radios online —entendidas como aquellas que transmiten una programación exclusivamente por Internet— precede por mucho a estas emisoras. Desde principios de los 2000, distintos emprendedores (y también empresas de medios) decidieron montar sobre Internet emisoras que programaran distinta cantidad de horas con contenidos producidos en sus estudios. Sin embargo, la mayor parte de esos contenidos fueron producidos, históricamente, por terceros. Es decir, la radio online fue tomada, en la mayoría de los casos, como un espacio a través del cual vender horas de estudio/aire a grupos interesados en realizar sus programas. Con la vieja fórmula de sustentabilidad de las radios barriales, las emisoras online crearon propuestas artísticas poco cuidadas aunque explotaron al máximo las capacidades de la nueva red de distribución: menor inversión necesaria que para una FM, ausencia de control estatal para la entrada y llegada a cualquier oyente que estuviese conectado a Internet, con cualquier dispositivo y en cualquier lugar.

De estas posibilidades se sirvieron proyectos como Radio Zónica, Led, La Bici, ArInfo o Radio Colmena. Son proyectos que hace años se sostiene entre bits. Sin embargo, la principal fuente de financiamiento de buena parte de las emisoras web suele ser la venta de espacios de su programación a productores independientes o entusiastas de la radiofonía que alquilan sus espacios semanales para transmitir sus programas. De esta forma, los volúmenes de producción propia son bajos y la identidad artística de las marcas-radios es débil. Si bien cada una cuenta con una agenda segmentada. Como parte de este movimiento, y de la actividad de este sector de la radiofonía argentina, en 2016 se creó la Cámara Argentina de Radios Online (CADERO).

Un momento de quiebre

Los últimos años mostraron, como se dijo, un crecimiento en la profesionalización de las producciones radiofónicas online y de las emisoras en particular. El factor común que organiza este relanzamiento de las radios webs puede encontrarse en proyectos que quedaron truncos dentro del mercado tradicional. Programas, conductores o grillas enteras que fueron dadas de baja por distintos empresarios encontraron en Internet una posibilidad de sobrevida. Y de sustentabilidad.

Roberto Navarro y El Destape Radio. Clemente Cancela, Gente Sexy y Congo FM. Julia Mengolini, Federico Vázquez, Nacional Rock y FutuRock. Todos estos casos pueden ser tomados, en distinta medida, como muestra de un momento en el cual Internet se tornó en una alternativa viable para producir contenidos radiofónicos y distribuirlos exclusivamente por esa red.

Futurock fue el primero de estos proyectos en ver la luz. Todo comenzó cuando Hernán Lombardi, Director del Sistema Federal de Medios y Contenidos Públicos, decidió terminar con el proyecto de Nacional Rock que dirigía Federico Vázquez, echar a sus integrantes y dar de baja la programación. En pocos meses, Vázquez, Mengolini y compañía lanzaron FutuRock con la idea de sostener la audiencia y la marca-radio generada por años en la emisora estatal.

Para Vázquez una de las claves fue no temerle a Internet como única plataforma: “cuando lanzamos Futurock, la radio por Internet estaba vista como una radio amateur, que no era negocio. Para nosotros no. Nuestro desafío era hacer una radio profesional y mainstream pero online. Al poco tiempo vimos que teníamos razón”. Y en ese primer momento la inversión fue la necesaria para montar el estudio y comprar el equipamiento.

El aporte de los cuatro socios fundadores se sumó al trabajo de los ex compañeros de emisora y una idea artística clara. “En nuestro caso tenemos una radio que es la que a nosotros nos gustaría escuchar. Está marcada por intereses y cuestiones generacionales, todo confluye en una forma de comunicar más joven entre comillas”. Y, como comenta Vázquez, el paso por la radio estatal fue fundamental. “Cuando hacíamos Nacional Rock teníamos una visión mucho más nueva que otras FM. Hicimos un diagnóstico a finales de 2012 que mostraba que las FM no hablaban de lo que le pasaba a la gente, seguían las mismas caras, era una radio masculina que le hablaba al público en términos paternalistas, con mucha distancia”.

En septiembre de 2018 —y después de experimentar con éxito un programa de televisión semanal a través de YouTube— Roberto Navarro decidió lanzar junto a su productora (una de las más beneficiadas por la pauta oficial durante el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner) la versión radiofónica de El Destape. En 2019 transmiten ocho horas de programación diaria en tres programas. La característica distintiva de este proyecto es que además de transmitir por Internet, Navarro buscó una radio AM a través de la cual retransmitir sus contenidos. En 2018 fue la AM 530 “Somos Radio” y en 2019 es la AM 1050 “Radio Güemes”.

Casi en simultáneo se dio a conocer Congo FM, también surgida de un despido: el de Clemente Cancela y sus compañeros de Gente Sexy de FM Blue. A los pocos meses de la salida de la radio comprada por el Grupo América y el Grupo Fénix, nació Congo. Una app, una web y cinco horas de programación diaria. Después, música. Para Clemente Canela, el despido de Blue marcó un quiebre y buscar otra emisora no era una opción. “La verdad es que las posibilidades de otras FM que surgieron nos dejaban en un lugar que a nosotros no nos interesaba porque no podíamos decidir sobre lo que hacemos, sin saber si cobrábamos. Para pagar un lugar en otra radio prefiero invertir en generar mi espacio y no pagarle a nadie. Y en lo posible no cobrarle a nadie si va a venir a mi espacio”.

El salto a la autogestión implica una serie de nuevas responsabilidades. Congo FM es un equipo de 10 personas que hacen todo, desde producir hasta cadetear, según Cancela. Además, las decisiones sobre la distribución de las ganancias, las tareas y roles a cubrir, la negociación con los auspiciantes y la administración diaria que ocupan un tiempo que antes estaba disponible para otras cuestiones. Sin embargo, hoy Congo sostiene a sus 10 integrantes con sueldos de mercado.

Al igual que FutuRock, para Clemente Cancela transformarse en una radio online no implica renunciar a hacer un producto mainstream y masivo. “Nos parece que es un momento donde la cabeza de los oyentes y la tecnología está completamente preparada para que nos escuchen exclusivamente por Internet”. Y al momento de llevarlo a cabo, los oyentes son fundamentales. “No contábamos con medios económicos, teníamos un caudal de oyentes que nos habían demostrado una fidelidad que continuó. Ese fue nuestro principal capital. No tenemos ningún capital externo, no sucedió. Es un medio que es 100% independiente, es una descripción sin desmerecer otro proyecto”.

La relación con los oyentes y la sostenibilidad

En ambos proyectos las audiencias son fundamentales. No solo porque se transforman en un capital esencial para decidirse a dar el salto y porque su perfil joven colabora con la idea de un proyecto digital. Tanto en Futurock como en Confo, los oyentes sostienen el proyecto económicamente.

Para Vázquez, FutuRock no tiene suscriptores sino donantes ya que el acceso a los contenidos no está mediado por el pago sino que se buscó construir una comunidad
de oyentes. “Construimos una comunidad de socios que hacen un aporte mensual para sostener el medio. Eso es cada vez más importante. El otro sostén es más tradicional porque es la pauta publicitaria. Lo más relevante es que buscamos que los propios oyentes sostengan al medio. Nuestro compromiso es con el que nos escucha y nos financia. Los medios tienen compromiso con quienes nos financian y en nuestro caso volvimos al lema clásico de debernos a nuestra audiencia”.

Además de la comunidad de oyentes, FutuRock cuenta con una serie de proyectos satelitales a la emisora que le aportan económica y artísticamente. El sello musical, la editorial que vendió 13 000 libros en 2018, los festivales y fiestas. Son todas fuentes de ingresos, beneficios para los “socios” y puntos de contacto con los oyentes que refuerzan la propuesta temática de la radio y el vínculo con sus aportantes.

Cancela tiene una visión diferente sobre la sostenibilidad basada en los oyentes. “Hoy nos mantiene el Club y nos encantaría que no sea así, nos encantaría no tener que apostar a eso para no tener que pedirle nada a nadie. Pero nos tocaron malos años a nivel económico en general y publicitario en general. Las empresas van a lo seguro y muchas pueden no entender este tipo de proyectos”. Más allá de la situación actual, la apuesta de Congo es a aumentar la participación en sus ingresos de la publicidad. “Teníamos relaciones con algunas marcas que decidieron acompañarnos al principio pero fue difícil desde el tema del presupuesto porque era mitad de año cuando nos lanzamos. Esto nos permitió demostrarle a las marcas que nosotros como programa teníamos un peso específico más allá de la antena o la radio”.

Más allá de esto, Cancela comenta que la situación es mejor que la esperada al planificar inicialmente el proyecto. “Nosotros pensamos que en un año íbamos a poder cobrar algo de plata comercialmente y por el club. Y en alquilar un lugar para construir nuestro estudio. Tardamos tres meses en construir el estudio y somos 10 personas viviendo de esto con sueldos de mercado. Tenemos un arreglo con una prepaga, por ejemplo”.

Las nuevas plataformas y formatos

El momento que derivó en la creación de ambos proyectos tiene características propias descriptas en diferentes notas. Un mercado radiofónico tradicional viciado en contenidos, vago en el trabajo de sus plataformas digitales y precarizador de sus trabajadores. Para Clemente Cancela este escenario les mostró que debían abandonar “un sistema que no está funcionando, hay que apostar”.

En ese sentido, tanto Congo como FutuRock o El Destape se muestran mucho más abiertas con las plataformas de redistribución de contenidos. Están en RadioCut, cuelgan partes de sus programas en Spotify, los suben a Youtube. Para Cancela, “hay diferentes formas de consumir el producto radiofónico, sea porque el oyente vive en otro país o porque tiene bloqueado las webs en el trabajo. Entonces nos parece una buena manera de redistribuir el contenido desarmando el programa”.

Otra coincidencia entre ambos proyectos es su apuesta por la producción de podcasts además de una programación tradicional. Producen entre tres y cuatro series. Para Vázquez, este formato brinda posibilidades expresivas y temáticas que el ritmo de un programa en vivo descuida pero que, además, estaban ausentes en el escenario local del podcasting.

“Nosotros veíamos que los podcasts estaban mal hechos porque se entendía que era sentar a cuatro personas delante de un micrófono, grabar, subirlo a Internet y listo. El podcast tiene su lógica propia, la de un contenido atemporal, que sea muy específico en términos temáticos, que hable de cosas que en un aire quedarían raros o muy precisos. Que le saquen ritmo a un vivo. Nosotros queríamos probar lo que entendíamos que tenía que ser un podcast. Si es verdad que tenemos algunos contenidos del aire que los transformamos en eso porque son podcasteables”.

Por último, para Cancela el podcast tiene, además, una ventaja económico-productiva: “El podcast te permite ser muy específico en un tema porque sabés que la persona que lo escucha lo fue a buscar. Además, es sencillo y barato para producir. Nos permite crecer en cantidad de contenidos en una etapa muy joven del proyecto”.

Un momento de expectativa

La aparición de proyectos como Futurock, Congo FM o El Destape Radio permite hablar de un salto cualitativo en la producción de emisoras exclusiva y específicamente online. Se trata de empresas generadas para producir contenidos radiofónicos que consideran viable y sustentable que su única vía de distribución sean plataformas disponibles a través de Internet. Pero no solo eso. La sustentabilidad se basa en el valor del contenido junto a la propuesta artística integral y no en la venta de espacios u horas de estudio.

Más allá de estos factores, son proyectos que explotan las capacidades productivas del entorno digital: transmiten la cantidad de horas que pueden producir y además diferencian los contenidos del “aire” tradicional con los que se distribuyen en formato podcast. Los oyentes tienen un rol esencial: son el capital esencial con el que se lanzan y al mismo tiempo una de sus principales fuentes de financiamiento. Por último, pero no menos destacable, se trata de proyectos que tienen al frente personas que hicieron y hacen radio.