Un mercado que se reinventa y la necesidad de nuevas regulaciones
Estamos atravesando una época de cambios vertiginosos, tanto en el mercado audiovisual como en el de telecomunicaciones. Cada vez con más frecuencia se lanzan nuevos dispositivos o sistemas que traen aparejadas nuevas maneras de producir contenidos, distribuirlos o consumirlos, mientras que se presentan también nuevas herramientas y aplicaciones para comunicarnos.
Los medios de comunicación siguen reinventándose, teniendo como eje a sus audiencias que viven cada vez más conectadas, que buscan informarse de manera instantánea, que son cada vez más móviles, pero también más exigentes: quieren ver —o escuchar— lo que quieren, cuando quieren, donde quieren y como quieren.
Por eso, hasta la radio, que en nuestro país cumplirá 100 años desde su primera transmisión en el 2020, empieza a presentarse en múltiples formatos, incluyendo una aplicación que permite escuchar después de varias horas o días algo que pasó en la radio y “recortar” el fragmento que nos interese para compartir o descargar. Una aplicación —o una herramienta web— que no sólo la usan productores, periodistas y editores de los medios más diversos, sino que también los oyentes recurren a ella para escuchar aquella sección que les gusta de tal programa, pero que se perdieron, o para volver a escuchar algo interesante que habían escuchado a medias esa mañana.
Esto no queda acá, y también los contenidos audiovisuales de la ficción se van transformando, dirigiéndose a nuevas audiencias y lanzando nuevos formatos, nuevas plataformas, online y móviles. Esto ha sido reflejado incluso en las premiaciones internacionales de la industria de la televisión, como en el caso de los Emmy, que empiezan a revisar las categorías y a reconocer a nuevos jugadores como Netflix o Amazon, que no distribuyen sus producciones a través de la TV tradicional.
En este sentido, los cambios que se están generando en el mercado audiovisual y en las telecomunicaciones piden con urgencia la búsqueda de regulaciones acordes al escenario que se está diseñando. En el ámbito local, el decreto 267 sigue vigente, a pesar de las críticas de diversos sectores, y continúan los debates en torno a la elaboración de una futura ley de comunicaciones convergentes.
La administración del uso del espectro es uno de los focos de tensión más importantes, tanto en nuestro país como en otras partes del mundo, ya que en la asignación de licencias es en donde se definen las políticas de comunicación de un gobierno. ¿Tendrán prioridad las telefónicas o las señales de televisión digital? ¿Las comunicaciones móviles o los contenidos? Sobre esto, y más, conversamos con Miguel de Godoy, titular del Ente Nacional de Comunicaciones.
Siguiendo con las políticas del gobierno en materia de comunicaciones, otro de los espacios en donde se está generando polémica es en la Empresa Argentina de Soluciones Satelitales. Mientras en las últimas semanas se dieron a conocer autorizaciones a satélites franceses, holandeses y estadounidenses para operar en el país, resulta incierto el futuro de la empresa nacional.
En un contexto de transformación de las industrias que generan contenidos —que cada vez son más— y de las telecomunicaciones —que cada vez buscan conectar a más usuarios—, no es un detalle menor quiénes son los que manejan las redes, los caños, los hilos y el aire por donde se transmiten esos datos. El espectro radioeléctrico y las posiciones orbitales cobran suma importancia en las políticas públicas de cualquier país. Por eso, se hace inevitable la pregunta: ¿Qué va a pasar con ARSAT?