El cine en el espacio audiovisual ampliado: ¿discutimos lo importante?

La continuidad del cine no es un aspecto que se reduzca a la política y a la regulación

La continuidad del cine no es un aspecto que se reduzca a la política y a la regulación

Por Santiago Marino (*)

En medio de polémicas y debates por su regulación y funcionamiento, el cine en Argentina atraviesa un período de transformación en su lógica de producción, de distribución y de consumos. Sobrevive a desarrollos que cambian la forma audiovisual y es el único sector de las industrias culturales que cuenta con una política pública a largo plazo. Más allá de los cambios de nombres
y gestión, el mercado funciona con sus rasgos permanentes mientras el resto muta y las cuestiones centrales siguen pendientes.

Los sectores que componen el espacio audiovisual ampliado de las industrias culturales argentinas atraviesan procesos de transformación significativos. La tecnología cambia lógicas de producción, de distribución y de consumos. Se ponen en duda modelos de negocios tradicionales a la vez que se demora la consolidación de nuevas formas sustentables. Mientras tanto, la era de la comunicación móvil multiplica pantallas y ventanas por las cuales acceder a sus contenidos.

La televisión abierta y de pago, por cable o satélite, es afectada por esos cambios de lógicas tanto como el cine en la sala, el hogar y en los dispositivos móviles. Y se vuelven foco del debate por la regulación. Las diferentes modalidades —de pago o gratuitas— de distribución y exhibición de contenidos audiovisuales en la web se consolidan, generan mutaciones en los modos tradicionales de consumo y todavía quedan fuera de la ley y de la reglamentación impositiva.

Mientras la publicidad como forma tradicional de financiamiento para la TV entra en crisis con la caída de las audiencias, los nuevos jugadores desarrollan otras herramientas como la gestión de datos.

“En términos generales, Netflix cuenta con pocos datos personales del titular de la cuenta: nombre completo, correo electrónico y datos de facturación. El resto son metadatos, información que sólo funciona a partir de los datos de carácter personal; esta información, leída fuera de contexto, aporta poco. Por ejemplo, esta línea: 7/28/16 | 20:50 | 0:00:19 | La ventana indiscreta | N/A | “LG 2015 MTK Soc Smart TV” | 0:00:19 | 0:00:00 | MX. Pero en conjunto, estos metadatos son de muchísimo valor para perfilar las características individuales de un consumidor de Netflix”1.

Por su parte, otros jugadores gigantes de la red (Youtube y Facebook) lanzan sus propuestas para competir en el mercado audiovisual ampliado2. Mientras tanto, el cine se mantiene en su lugar. Millones de personas todavía se movilizan hacia las salas —cada vez más concentradas geográfica y económicamente— para ver películas de estreno, tanques u obras de autor. Aún es posible pensar en una larga cola para la performance económica de los filmes, con múltiples ventanas. Pero en mercados como el argentino la presencia del Estado permanece como elemento clave para su desarrollo.

Gestión

En el marco del reciente conflicto en torno a la gestión de Alejandro Cacceta en el Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA) y la puesta en duda de la continuidad de la política de fomento3, el campo cinematográfico argentino (Marino, 2017) —compuesto por autores, actores, guionistas, directores, productores y técnicos de formación sólida, apoyado en una larga trayectoria de producción— reaccionó colectivamente para defender la legitimidad de la política de fomento a la producción y exhibición de películas nacionales. Este es otro aspecto en el cual el sector no muestra fisuras.

Con la llegada del nuevo gobierno fue designado Alejandro Cacetta como presidente del INCAA. El ex CEO de Patagonik Film reemplazó a Lucrecia Cardoso, última presidenta del instituto en la gestión de Cristina Fernández de Kirchner. La llegada de Cacetta ubicó en la cabeza del organismo a un miembro de la industria, tras varias gestiones de carácter más político (Cardoso fue antecedida por Jorge Coscia, Jorge Álvarez y Liliana Mazure). Patagonik es una empresa dedicada a la producción, lanzamiento y comercialización de largometrajes cinematográficos en Latinoamérica. Está integrada por Buena Vista Internacional, Artear Argentina y Cinecolor Argentina. Es decir, una empresa con participación del Grupo Clarín.

El proceso de denuncias y sospechas apoyado en las operaciones de prensa del programa Animales Sueltos eyectó a Cacceta del Instituto. En la segunda semana de mayo de 2017 fue designado el licenciado Ralph Douglas Haiek al frente del organismo4. Lo peculiar es que hasta entonces se desempeñaba como vicepresidente. Tiene mandato hasta mayo de 2021 y su gestión deberá resolver una serie de encrucijadas muy significativas. Haiek fue presidente del Consorcio de Empresas del Distrito Audiovisual de CABA5. Es decir que otro hombre de la industria manejará los destinos de entre los 2 500 y 2 800 millones de pesos al año que hacen al Fondo de Fomento. Un aspecto irrepetible en otra área de gestión (como la salud o el transporte, por ejemplo).

La política pública de cine en Argentina no había sido puesta en debate en la agenda de los medios desde su origen en 1994 hasta fines de marzo de 2017. Ni siquiera en el marco del desguace a la regulación de medios audiovisuales heredada que llevó adelante el gobierno de Cambiemos. A pesar de las críticas al manejo de los fondos de fomento a la producción de contenidos audiovisuales de las autoridades que asumieran hace poco más de un año.

Y las reacciones en defensa del sector —que mostraron incluso la puesta en suspenso de la grieta entre sectores afines y hostiles al kirchnerismo— demandaron respuestas por parte de los funcionarios que garantizaron —en sus expresiones— que nada cambiará. “Quiero llevar tranquilidad a la gente del cine, nadie piensa en el gobierno nacional en tocar, afectar, reducir o eliminar el Fondo de Fomento del Cine”6sostuvo el ministro Pablo Avelluto, en medio del conflicto.

Mientras que Silvana Giudici (directora del Ente Nacional de Comunicaciones) definió que la política de fomento continuará e incluso se podrá expandir7 por la inclusión impositiva de nuevos servicios. De hecho, en las jornadas de la Colsecor 20178 se manifestó de acuerdo en exigir cuotas de producción nacional, de pantalla y de catálogo a los nuevos jugadores del audiovisual, como los OTT. Por ahora parece que “el cine no se toca”.

Política de Estado

El sector cinematográfico posee una peculiaridad en Argentina: cuenta con una política pública de largo plazo que establece mecanismos de estímulo y protección a la producción local. Esto ha sido sostenido más allá de cambios de gobierno y de la gestión estatal. Su legitimidad es amplia y su permanencia parece indiscutible a pesar de lo desparejo de sus resultados, del paso del tiempo y de la necesidad de repensar algunas de sus líneas. Pero resulta necesario optimizar el uso de sus recursos y ampliar las condiciones de acceso de los ciudadanos ya que este tipo de contenidos es fundamental en la construcción de identidades culturales nacionales.

Es una actividad subsidiada y funciona con un sistema de créditos y subvenciones que resultan indispensables para llevar a cabo las producciones. La reforma en 1994 a la Ley de Fomento de la Actividad Cinematográfica Nacional 24 377 habilitó una política todavía vigente.

Ese tipo de ayuda es necesaria porque las inversiones casi nunca se recuperan mediante la venta de entradas y otros ingresos. Además, como en el resto del mundo, los grandes estudios de Estados Unidos arrasan en la taquilla con sus “tanques” en un mercado dominado por distribuidoras y las exhibidoras de capitales extranjeros.

El apoyo que ostenta este desarrollo está basado en la combinación de una serie de factores: la existencia de un campo productivo muy extendido con mucha fuerza laboral involucrada, el beneficio que obtienen las productoras nacionales por el fomento y el que alcanzan las distribuidoras y exhibidoras que no ven afectado su negocio más allá de las obligaciones de exhibir filmes nacionales y mantener cuotas de pantalla local.

Durante el período posterior a la devaluación de la moneda —en febrero de 2002— se aplicaron algunos cambios significativos, como el desarrollo de líneas de fomento al cine documental político. Pero la más relevante fue la decisión de obligar a las distribuidoras extranjeras a negociar con películas locales. Esta decisión del entonces secretario de comercio Guillermo Moreno aplicada desde mediados de 2012 tuvo efectos positivos (mejoró las condiciones de estrenos de las películas argentinas) y negativos (la desaparición de distribuidoras de capital nacional y el fortalecimiento del dominio extranjero), como trabajó con claridad Esteban Sahores.

Números

La continuidad en la política de cine se relaciona también en los números del mercado. A pesar de la crisis económica —que se manifiesta, entre otros aspectos, en la retracción del consumo en varios sectores— el sector cinematográfico no tuvo un 2016 tan negativo como otras ramas e industrias. Se vendieron 48 648 725 entradas en el país, una cifra bastante inferior a los 50 303 671 de año 2015. La caída es de algo menos de 1,5 millón de tickets, un 2,8% en la comparación interanual. Sin embargo, las películas de origen nacional tuvieron uno de los mejores años de su historia. Como muestra Mariano Oliveros en Ultracine las 190 películas argentinas (con las coproducciones) sumaron una taquilla conjunta de 6 777 458 entradas y consiguieron el 14% del total de los asistentes a las salas.

Por su parte, en lo que va de 2017 la taquilla parece caminar hacia otro año de buenos números. Ya hay dos filmes que superaron la barrera de los dos millones de entradas: “Rápidos y Furiosos 8” y “La Bella y la Bestia”. La saga de autos y delitos batió récords con cada nueva versión en el país y la séptima superó los siete millones de tickets en el país, con lo que se puede esperar aún que sus números crezcan. Si a eso se agrega que todavía faltan los estrenos de tanques de vacaciones de invierno es probable que el sector complete un nuevo período de buenas noticias en las ventas. Es necesario recordar que el fomento al cine nacional se sustenta, en parte, por lo que genera la taquilla de todos los filmes.

Ahora, ahora, resulta indispensable…

Con la descripción del marco, estructura y temas que parecen coyunturales o propios de la situación política —como el affaire Cacceta— resulta entonces indispensable introducir elementos al debate que quedan fuera de foco. Aunque para muchos actores parezca —otra vez— que “no es el momento”.

La política de cine en Argentina garantiza condiciones de producción local a niveles significativos. Se completa con condiciones algo precarias de estreno y continuidad de los filmes en las salas. Y se extiende, mediante los “Espacios INCAA”9, con el intento de incrementar en las pantallas la presencia del cine en el país. Pero no logra incidir en rasgos estructurales: la distribución y exhibición están concentradas en manos extranjeras. Y los estrenos nacionales quedan obligados a competir con tanques extranjeros en las multi-salas sin difusión ni publicidad. O reducidas a las pantallas INCAA.

Preguntarse si discutimos lo importante o lo superficial es un aporte para pensar el espacio audiovisual ampliado. Identificar los límites de una política que focaliza en la producción sin generar mecanismos de difusión es el primer paso al que pueden sumarse los interrogantes sobre por qué y cómo modificar el financiamiento, dados los cambios en los consumos, la inclusión de OTT y la convergencia.

En definitiva, la continuidad en el cine de Argentina no es un aspecto que se reduzca a la política y a la regulación. Los nuevos nombres pueden no implicar nuevos destinos para la gestión. El campo cinematográfico pelea por mantener lo positivo (altos niveles de producción, interesante performance de asistencia) y la política no afecta lo negativo (la concentración y el rol de capital extranjero). Y los cambios en el resto de los integrantes del espacio audiovisual ampliado parecen más potentes.

(*) UNQ – UBA. En Twitter es @santiagomarino

1 Galindo, José, “Cuánto sabe Netflix de mi”, 25 de octubre de 2016. El Economista. Recuperado el 27 de mayo de 2017 de http://bit.ly/2keXJ3x

2 “Igual que Youtube, Facebook también va contra Netflix y lanza programas propios”, 9 de mayo de 2017. El Cronista. Recuperado el 27 de mayo de 2017 de http://bit.ly/2r0x93x

3 Ver a propósito la nota de Andrea Mallimaci en Revista Fibra número 15, abril – mayo de 2017.

4 Decreto 324/2017 recuperado el 27 de mayo de 2017 de http://bit.ly/2qnvTZv

5 Bruck, Violeta. “Haiek en el INCAA: el futuro ya llegó”, 21 de abril de 2017. La Izquierda Diario. Recuperado el 27 de mayo de 2017 de http://bit.ly/2s2l4cx

6 “Pablo Avelluto explicó la razón por la que desplazó al presidente del Incaa”, 16 de abril de 2017. La Nación. Recuperado el 27 de mayo de 2017 de http://bit.ly/2s8PIA1

7 Crettaz, José. Silvana Giudici: “En los años de la distorsión del kirchnerismo se menoscabó al cine independiente”, 20 de abril de 2017. La Nación. Recuperado el 27 de mayo de 2017 de http://bit.ly/2plCnqS

8 8a Jornada Colsecor, Marcelo Collomb, Luciano Badino, Silvana Giudici; 12 de mayo de 2017. Canal Local RioTelTV HD. Recuperado el 27 de mayo de 2017 de http://bit.ly/2ratUqA

9 “Inauguramos dos espacios INCAA con tecnología digital”, 5 de julio de 2016. Página Oficial de INCAA. Recuperado el 27 de mayo de 2017 de http://bit.ly/29gi2Hf