Editorial

Nuevas regulaciones para la convergencia Si hay algo que caracteriza a revista Fibra es que nos gusta poder

Nuevas regulaciones para la convergencia

Si hay algo que caracteriza a revista Fibra es que nos gusta poder seguir los temas con la profundidad y el tiempo que sus complejidades merecen, y este número 6 no es la excepción. Algunos de los temas que tratamos en esta edición vienen de números anteriores: cambios en los consumos, así como en la producción de contenidos audiovisuales, con los youtubers a la cabeza; cómo Clarín pudo convertirse en el multimedios que hoy es; y los desafíos que entraña la nueva ley Argentina Digital para la nueva autoridad de aplicación, la Autoridad Federal de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (AFTIC).

 

Los youtubers, fenómeno que sería erróneo circunscribir a un rango etario determinado (los adolescentes), aprovechan las posibilidades que les brinda la tecnología (facilidad para subir videos) y así se constituyen en un competidor de los medios audiovisuales “convencionales”, que transmiten sus contenidos a partir de una grilla horaria; pero —y aquí la cuestión se vuelve interesante— también son competencia de las niñas mimadas de la industria, las compañías que proveen contenidos a la carta a través de la web (VOD), con costos mucho menores y, por tanto, menor necesidad de atraer audiencia. Son, de alguna manera, lo que fueron los punks al rock sinfónico: una solución barata para una industria que siempre busca mayores márgenes de ganancia. No deja de ser llamativo que estos youtubers sean parte de networks que funcionan como intermediarios entre los productores y las ganancias. ¿Por qué llamativo? Es que de alguna manera se puede hablar de una protoindustria dentro de la industria audiovisual, que se está organizando como sus hermanas mayores: productores, estudios y cadenas: youtubers, networks y YouTube. Lo nuevo que no termina de nacer y lo viejo que se resiste a morir.

Cuando del “conflicto” alrededor del Grupo Clarín se trata, se suele hacer referencia a ganadores y perdedores. Los hubo y los hay, eso está claro, y siempre depende desde dónde se pare uno a la hora de observar el asunto, por lo que lograr el equilibrio es cercano a lo imposible. Clarín carga con una parte de la pérdida, la de su influencia en la agenda pública: se redujeron sus ventas y se achicó su capacidad de lobby. Sin embargo, el grupo obtuvo ganancias millonarias gracias a Cablevisión/Fibertel, y conserva el dominio del rating con Canal 13/Artear y Radio Mitre. El gobierno nacional, por su parte, ha logrado quitarle influencia al grupo de multimedios más grande del país, y ha sido capaz de superar —en contra de todos los pronósticos agoreros— aquel apotegma que rezaba que Clarín con cinco tapas negativas volteaba un gobierno. Pero aquella propuesta de máxima que traía consigo la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual (LSCA), la de democratizar las voces, ha costado bastante más de lo esperado, sumado en parte a la constante judicialización acerca del cumplimiento de la LSCA que llevó a cabo el grupo de la calle Tacuarí.

En el medio de las disputas alrededor de la LSCA, nació la Ley Argentina Digital: actualizando el debate en torno a una legislación para la creciente convergencia de los medios audiovisuales, internet y la telefonía. Ahora queda la ardua tarea de reglamentarla para marcar el camino, por un lado, que implica un crecimiento de las redes, del ancho de banda y de la competencia, y, por el otro lado, aquello que supone el permitir, finalmente, la entrada de las telcos al negocio del cable.

Estos son algunos de los temas que abordamos en esta edición de revista Fibra, siempre con la intención de generar aportes al debate sobre uno de los sectores más dinámicos de la actualidad y quizás también el que más interrogantes plantea con relación a cómo será su desarrollo futuro.

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