«No venimos a reemplazar a ninguna cablera ni ISP»

Entrevista a Rodrigo de Loredo, presidente de ARSAT. Por Carolina Martínez Elebi. Rodrigo de Loredo asumió la presidencia

Entrevista a Rodrigo de Loredo, presidente de ARSAT.

Por Carolina Martínez Elebi.

Rodrigo de Loredo asumió la presidencia de ARSAT el 23 de diciembre de 2015, designado por su suegro Oscar Aguad, ministro de Comunicaciones. De Loredo habló con Revista Fibra de los planes que tiene para la empresa estatal fundada hace 10 años, del Plan Federal de Internet para disminuir la brecha digital, del futuro de la TDA y del apagón analógico. El titular de ARSAT destacó que no están estudiando vender activos de la empresa al sector privado y que la red troncal de fibra óptica permitirá que las cooperativas y PyMEs del interior del país puedan tener una mejor calidad de conexión a una tarifa más accesible.

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¿Cuál es el objetivo del Plan Federal de Internet?

El Plan apunta a resolver un problema muy concreto que tiene que ver con la conectividad y la brecha digital. En la Argentina, hay una multiplicidad de problemáticas que uno tiene que abordar para mejorar; fundamentalmente en una industria que está permanentemente en movimiento y en cambios constantes. Pero hay un problema que nosotros identificamos como prioritario para el Estado argentino; aproximadamente, el 30 por ciento de la población, que habita en el 70 por ciento del territorio, tiene un acceso a internet nulo o de muy precaria calidad y muy alto costo. Argentina es uno de los países que consideramos más federal en sus normas pero más unitario en sus prácticas. Entonces, el promedio de velocidad de conectividad en nuestro país oscila en 3 megas. Sin embargo, en la Ciudad de Buenos Aires el promedio de acceso es de entre 10 y 15 megas; en las ciudades de Córdoba, Rosario o Mendoza es entre 5 y 10 o entre 7 y 12; pero cuando te vas a otras ciudades, el promedio de consumo de internet es de 1 mega o inferior.

Esto trae consecuencias muy prácticas. Sabemos que el acceso a internet es una herramienta que potencia las condiciones productivas, comerciales, culturales y educativas en toda la sociedad. Entonces, que ese 30 por ciento de la población tenga esa mala conectividad, amplía las asimetrías regionales; profundiza el problema de la migración de los pueblos; e impide el desarrollo pleno de las economías regionales. Este es un problema muy focalizado y nosotros entendemos que lo vamos a solucionar con un ambicioso plan que, a mi juicio, es medianamente revolucionario.

¿Por qué considerás que es revolucionario?

Son una serie de decisiones que forman parte del plan. La decisión es conectar a todo ese interior con una red de fibra, ingresando al interior de cada uno de 1200 pueblos y vamos a llegar a más pueblos. La red de fibra es una red troncal de excelentísima calidad, que atraviesa 32 000 kilómetros de la geografía argentina. Todavía no está en condiciones de brindar servicios, pero vamos a hacer una inversión para que el despliegue de la fibra acometa al interior de esos 1200 pueblos. Es una decisión de disposición de recursos públicos, puntualmente de 4600 millones de pesos que vamos a invertir en el transcurso de dos años para cumplir con ese objetivo.

Por otro lado, en un momento, nosotros estudiamos el plan de negocios de la empresa en cuanto a la red de fibra y tomamos algunas decisiones. Las alternativas eran: por un lado, que el plan de negocios se inclinara hacia maximizar definitivamente la rentabilidad de la empresa como si ARSAT fuese una telco, una empresa privada; por otro lado, estaba el extremo de descuidar los gastos de mantenimiento y que ARSAT continuara necesitando el permanente sostenimiento a través del dinero del impuesto de los argentinos por ser ineficiente en la cobertura de sus costos. Entonces, nosotros tomamos la decisión de no estar en un extremo ni en el otro, sino de que ARSAT se mantenga como un mayorista y ofrezca una tarifa plana a cooperativas y PyMEs que permita cubrir nuestros costos, pero que otorgue igualdad real y federal de oportunidades en todo el territorio de la República Argentina.

Por ejemplo, actualmente, el precio del mega de internet en las ciudades donde hay alta competencia, oscila entre 18 y 20 dólares. En cambio, en los lugares del interior más alejados, el promedio oscila entre 50 y 70 dólares, con casos como los de las cooperativas de Jujuy donde les cobran entre 250 y 300 dólares el mega. Eso se explica por la misma lógica del sector privado, para no endemonizar las cosas. Si soy una empresa privada y tengo que hacer una inversión en redes hacia un lugar alejado, despoblado y con pocos recursos, tengo dos opciones: no hago la inversión o, si la hago, será precaria, que requiera el menor gasto posible, y, cuando llego, como soy el único, trato de recuperar el monto de mi inversión en el menor plazo posible. Es lógica pura. Pero no es el caso de ARSAT. La decisión de la empresa fue invertir recursos públicos para acometer a todos esos pueblos.

¿De dónde provienen los recursos públicos para las inversiones de ARSAT? ¿Son recursos previamente generados por la misma empresa o serían aportes de otros organismos?

Va a haber aportes del Tesoro Nacional y se está estudiando que parte del Fondo Federal del Servicio Universal también asista en el cumplimiento del plan. Además, van a estar las propias finanzas de la empresa porque vamos a poder vender internet a 18 dólares, no lo estamos subsidiando. En este caso, lo que hay es un subsidio del transporte, que es la obra de infraestructura. Ahí es donde se despliega la presencia del Estado. Somos mayoristas y esta decisión se va a convertir en el pulmón que va a sostener una industria argentina que tiene su particularidad, que es un conglomerado de cooperativas de ISP (por Internet Service Provider) y de cableras muy importante.

Además, esta decisión que tomamos ya está generando un fenómeno importante. Hemos desmoronado el precio mayorista de internet en Argentina con el solo anuncio, antes de que se empiece a desplegar la red. Todas las ofertas de las telco se han desmoronado a más de la mitad y, a pesar de que no van a 18 dólares como nosotros, están ofreciendo bajar de 70 a 30 dólares y cerrando contratos a dos años.

Esto forma parte de uno de los objetivos que nos pusimos porque qué es ARSAT. Es una empresa de infraestructura que complementa una política de regulación que da el ministerio de Comunicaciones. Entonces, en algunos lugares intervenimos para regular el precio, pero sin buscar destruir ninguna otra genuina actividad privada. No venimos a reemplazar a ninguna cablera, ni ISP, ni agrupadora de cableras.

¿Cuál es tu opinión en cuanto a la posibilidad de que participen privados en algunas áreas de ARSAT? Había trascendido el interés de Carlos Slim en algunos activos de la compañía.

No lo estamos estudiando. Si hay un interés, todo es trascendido periodístico, nunca se comunicaron con nosotros. Creo que hay un dato que puede ser la génesis de las confusiones en la interpretación de las cosas. Uno de los principales clientes de la red de fibra de ARSAT es la empresa Claro, porque nosotros le vendemos transporte, como se lo venderíamos a cualquier otra empresa del sector. Pero, en este momento, no estamos estudiando sumar a la empresa como socio accionista.

Claro nos contrata servicios a nosotros, pero por los volúmenes de compra de capacidad construyen una instancia de contratación solamente aplicable a esos operadores. Es decir, el contrato de Claro ocupa 8000 kilómetros de la red. Son 17 trazas a lo largo y a lo ancho de los 32 000 kilómetros que tenemos extendido.

¿Cuál es la situación actual de las frecuencias de 4G que tiene asignadas ARSAT?

Nosotros tenemos asignada una preferencia de uso del espectro que está en litigio. Ese litigio lo está llevando adelante el ministerio de Comunicaciones y nosotros participamos como parte interesada del mismo.

Entiendo que el ministerio y el Ente Nacional de Comunicaciones (ENACOM) están abordando un estudio del espectro, están trabajando en la limpieza del mismo. Es parte del espíritu del ministerio propiciar una desconcentración de los operadores de telecomunicaciones, entonces me parece que con el espectro van a tratar de buscar eso y aumentar la competencia en beneficio de los usuarios.

¿Cuál es el futuro de la Televisión Digital Terrestre (TDT)?

Para desmitificar, continúa la Televisión Digital Abierta (TDA). De ARSAT depende sólo la infraestructura de transmisión, no sus contenidos, sobre los que está trabajando Hernán Lombardi. Sin embargo, sobre eso, creo que hay un norte bien claro en cuanto a los cambios de contenidos, buscando que la TV Pública sea una televisión del Estado y no al servicio de una gestión u otra. En lo que hace a la infraestructura, este año vamos a inaugurar cinco torres de TDA: una en Córdoba, otra en Esquel, dos en Corrientes y una en Paraná. Probablemente, inauguremos dos más, pero tenemos que decidir el lugar.

Además, por otro lado, vamos a cambiar el criterio de distribución de los decodificadores. Después de estudiar el proceso de distribución de la gestión pasada, lo hemos suspendido porque era bastante caótico. También estamos inaugurando los canales universitarios de Villa María y Río Cuarto, que se suben a transmitir en la TDA.

El apagón analógico está programado para 2019, ¿se llegará a cumplir con ese objetivo?

Debemos seguir trabajando en pos de ese objetivo. Está provisto para el 2019, pero es muy difícil que se llegue. Brasil lo movió en varias oportunidades y lo está aplicando en forma escalada, provincia por provincia. Acá, no tenemos un plazo cierto, pero el objetivo está porque una de las consecuencias es que se libera una porción del espectro muy valiosa porque el bien escaso es el espectro.