Servicios OTT

Fase III: ajuste fino. Por Diego Rodríguez. La mayoría de los servicios todavía están empujando la nombrada “consolidación”

Fase III: ajuste fino.

Por Diego Rodríguez.

La mayoría de los servicios todavía están empujando la nombrada “consolidación” pero otros más avanzados en su prestación han iniciado una tercera fase, que, por un lado, intenta consolidar la etapa anterior y, por otro, busca avances en los servicios que los acerquen cada vez más a los gustos del televidente.

 

Hacia finales del 2014, en la edición Nº 2 de Revista Fibra, anunciábamos una nueva etapa de la era de video y televisión por internet donde el mercado buscaba una “consolidación” de servicios y productos. En esa nota expresábamos lo siguiente: “… nos encontramos ante una nueva etapa, donde la enorme cantidad de soluciones ya desplegadas buscan como desafío una integración y consolidación como producto televisivo. El gran objetivo será igualar o acercarse lo más posible a la robustez y confianza de servicio que la televisión tradicional ha logrado luego de varias décadas de trabajo. Es decir, concebir un servicio over the top (OTT) como un ‘state of the art’, logrando otorgar los valores de garantía y confianza necesarios para competir dentro de un mercado televisivo que aún se basa en sus estructuras fijas tradicionales. Para esto, la industria deberá definir y establecer los protocolos y estándares de una manera más unificada y conseguir que el mercado tecnológico los tenga por basamento para encontrar la madurez necesaria y alcanzar el objetivo. Ante este nuevo escenario, los proveedores de servicios televisivos, pasarán del ‘juego y el aprendizaje’ a soluciones verdaderamente competitivas y transgresoras, que se enfrenten de igual a igual al servicio actual y de alguna manera desafíen al mercado lineal tradicional…”.

De esta manera, anunciábamos el comienzo de una carrera entre el mundo televisivo soportado por internet y el broadcast tradicional que, como una persona que suma años de vida, va perdiendo fuerza ante el nuevo ser que se encuentra en plena etapa de crecimiento. La mayoría de los servicios todavía están empujando la nombrada “consolidación” pero otros más avanzados en su prestación han iniciado una tercera fase, que, por un lado, intenta consolidar la etapa anterior y, por otro, busca avances en los servicios que los acerquen cada vez más a los gustos del televidente.

Técnicamente, denomino a esta tercera fase como la del ajuste fino (fine tuning, en inglés) donde tanto los servicios prestados como el amplio universo de tecnologías y flujos de trabajo empleados entran en un delicado quirófano intentando encontrar las venas obstruidas y los parásitos que afectan al organismo denominado OTT. Así como hace un maestro relojero, deberán ajustarse cada una de las piezas del delicado engranaje que mueve al video desde su origen a las diversas pantallas que existen hoy día en las manos de los cada vez más exigentes televidentes.

Las preguntas serían: ¿Por dónde empezar? ¿Cómo puedo identificar esos parásitos que atacan a mi sistema de trabajo alterando el producto? ¿Qué herramientas y mecanismos necesito para mejorar la performance de mi plataforma? La respuesta se basa en un muy buen conocimiento del flujo completo (ver gráfico) y, por supuesto, en las tecnologías utilizadas, recorriendo cada uno de los puntos del engranaje para llegar a detectar cuellos de botella, problemas de tráfico, errores de formato, incompatibilidades, problemas de accesos, errores de reproducción y hasta baches de segurización.

Para comenzar es necesario, en primer lugar, dividir al flujo en tres partes: “Generación”, “distribución” y “entrega”. En segundo lugar, se deben volver a listar todas las variables involucradas en las ecuaciones definidas y que dan vida al servicio OTT. La revisión de cada ecuación y sus variables debe ser un ejercicio periódico dentro de esta fase, como forma de ir mejorando aun más los flujos del video y la experiencia del usuario final.

Recordando las variables, podemos listar: tipos de contenidos; programación; duración; derechos; metadata; formatos de video y audio; versiones de calidad; sistema de compresión empleado; formatos de archivos; formato de streaming; redes de distribución de almacenamiento; protección del contenido; dispositivos terminales; modelo de negocio; entre otros. Cada una de esas variables deberá ser analizada individualmente y también en conjunto con aquellas que comparten la ecuación, en orden de encontrar la mejor fórmula para el servicio a brindar (N. del A.: en un próximo número de Revista Fibra haremos un examen exhaustivo de los valores que hoy en día pueden tomar dichas variables y algunas ecuaciones de éxito utilizadas).

Analizando los valores actuales otorgados a cada variable y cómo ellas juegan en cada fórmula, podemos continuar con el ajuste fino de la plataforma completa. Un mecanismo muy efectivo es realizar un análisis de contraposición o de desafío, es decir, poner en evaluación dos variables relacionadas y dejar fija una mientras la otra varía.

De esta manera, algunos ejemplos de contraposición de variables podrían ser:

Tabla Rodríguez

Cientos de combinaciones pueden llevarse a cabo y, justamente, definir las mejores relaciones es parte del desafío. Todas las variables sufren alteraciones y nuevos valores van a apareciendo con el tiempo. Es por eso que es muy importante tenerlas actualizadas.

Tomemos como ejemplo la primera relación, donde confrontamos a la variable Tipo de servicio con los Terminales de usuario. De más estaría mencionar los avances tecnológicos que los terminales reproductores han tenido y cuántos nuevos modelos han aparecido en el mercado como otros tantos que han sido discontinuados. De esta manera, esos dos valores dentro de esta variable deberían ser parte de su análisis. El objetivo es poner en estudio todo nuevo tipo de dispositivo, incluyendo su recurso de hardware asociado y su sistema operativo (sin olvidarse sus más recientes versiones), relacionándolo con los tipos de contenidos diversos que el producto ha incluido y posee actualmente.

Un ejemplo muy visible de esto es la inclusión de servicios de live streaming en un producto OTT, o la inclusión de clips de video generados desde el catchup (como la captura instantánea de un evento o parte de él inmediatamente luego de su exhibición) en el mismo producto y hacerlo convivir con otros tipos de contenidos como los videos bajo demanda (VOD, por sus siglas en inglés), trailers, podcast, etcétera. Cada uno de ellos tienen demandas y necesidades diferentes a la hora de exposición y por consiguiente no todo tipo de contenido tendrá un mismo tratamiento en su originación y menos aun en la aplicación final en en la diversidad de dispositivos terminales y sus versiones.

En conclusión, el estudio se vuelve un juego de confrontaciones de N valores de una variable con M valores de la siguiente, y además incluye al conjunto en sí como un escenario del problema.

El ajuste fino se vuelve, entonces, una búsqueda implacable de situaciones donde algún valor actual colisiona con la experiencia de servicio deseada y deberá ser modificado por otro valor que satisfaga el objetivo. Por ejemplo, si una nueva versión de terminal o de navegador de internet modifica sus herramientas nativas o aceptadas, será necesario barrer los resultados de la experiencia lograda con cada uno de los productos, y de encontrarse algún error o degradación de la mencionada experiencia, deberá tomarse una decisión. A veces, simples modificaciones en el desarrollo de la aplicación o página web, en el reproductor o en el formato técnico utilizados bastan para ser soportado el cambio, pero otras veces estas variaciones tienen costos muy elevados. En esos casos, puede decidirse discontinuar el producto en esos dispositivos o navegadores de internet.

Medición y analíticas

Como mencionamos anteriormente, el ejercicio constante del análisis de variables y ajuste fino se vuelve imprescindible, y para lograr la constancia en la práctica, herramientas de análisis y mediciones ponen al alcance del profesional la información de la salud del producto en todo su trayecto, desde su origen hasta la llegada y reproducción en el usuario. Algunas de estas herramientas pueden estar instaladas y en funcionamiento, ya que son aliados importantes para la ingeniería de los servicios OTT, para poder utilizarlas para el ajuste fino en el nuevo objetivo.

Viendo nuevamente el gráfico de la nota, es muy difícil trasladar en palabras el sin fin de pasos y situaciones que el video puede experimentar a través de su flujo hacia el usuario. Es por eso que deben encontrarse los puntos adecuados para que la información recolectada tampoco sea inapropiada o demasiada y que estorbe el estudio. Precisar los puntos de revisión y los datos a recolectar es también un desafío.

Entonces, ¿cuáles son esos puntos a medir o a tomar como información? Entre ellos podemos citar:

• Uso de recursos. Entendiéndose como recurso a todo equipo, procesamiento, sistema o herramienta, interna a la compañía o externa, que se utiliza para cualquier parte del flujo del contenido, desde el tratamiento del material hasta el tráfico y la distribución.
• Control de calidad. Se intenta, por un lado, encontrar los materiales con errores a corregir y, por el otro, obtener las métricas y datos que identifiquen la gravedad del conjunto de casos.
• Publicación. Cuánto contenido que debió salir al aire se ha quedado demorado en su trayecto o no obtuvo a tiempo su metadata necesaria.
• Salud de la red de distribución de contenidos. Servidores de origen, respuesta de los servidores de borde, almacenamientos temporales (caching), son algunos de los puntos a relevar.
• Salud de los proveedores de internet locales, que tienen la tarea de llevar el producto al dispositivo final. La información recolectada desde el usuario serviría para poder detectar falencias en algunos de ellos, comparados con otros en igual escenario, e intentar mejorar su situación.
• Conectividad a internet del usuario. Por país, por ciudad, por dispositivo final, en el transcurso del tiempo en un mismo usuario o detrás de una misma dirección de IP, etc.
• Terminal. Errores o problemas detrás de cada modelo y versión de dispositivo, ya sea consumiendo el producto desde un navegador web o desde una aplicación.
• Sistemas operativos. Teniendo en cuenta el avance de sus versiones y la obsolescencia de sus clásicas herramientas.
• Reproductores. Ya sean nativos o impuestos por la solución.
• Concurrencia. Comportamiento de la plataforma ante casos de alta concurrencia, en algunos casos inesperada.

ServicioOTT Engranaje

La información a recolectar puede provenir desde herramientas de lectura que los recursos internos o externos ponen a disposición hasta información que los reproductores de los usuarios devuelven automáticamente y que despiertan alertas de experiencia. En este último punto algunos datos a relevar son de suma importancia:

• Calidades de video consumido. Cuáles son las rendiciones de video que los usuarios visualizan, en promedio, a través de sus conexiones a internet. Ver un continuo progreso de este valor obtenido es un caso de éxito para el producto en general.
• Errores o avisos de http ‘404’ o algún cuatrocientos en general.
Buffering time. El tiempo promedio que el dispositivo está esperando la descarga de los segmentos de video en su reproductor. Generalmente, este valor resulta como un porcentaje entre la demora y la descarga exitosa sin tiempo de espera.
Start time. El tiempo de espera desde que el usuario oprime reproducir hasta que realmente logra visualizar el video.
• Interrupciones de streaming o visualización. Casos donde el reproductor, por algún motivo, interrumpe la reproducción del contenido en forma abrupta.
• Errores en etapas previas a la reproducción. Autenticación, validación del dispositivo, certificación del streaming, etcétera.
• Errores causados por los sistemas de protección de contenido (DRM).

En conclusión, al analizar los valores de cada una de las variables, y ponerlos en relación, se pueden buscar y observar con mayor precisión las situaciones en las que puede existir algún conflicto que afecte la experiencia del servicio. Con el resultado del análisis es posible saber qué valor debe ser modificado para cumplir con el objetivo.

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